¿Por qué es importante una política de precios para la agricultura campesina?

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Yo soy Irma Torosina, vivo en Cotacahi. Soy militante de la Asamblea de Unidad Cantonal y del movimiento de mujeres de Cotacachi

¿Cómo están viviendo la Pandemia?

Mi realidad es urbana, vivo en una ciudad pequeña en un cantón extenso, Cotacachi. Desde hace dos semanas estamos en casa con la familia, mis hermanas y nuestros hijos. Creo que esa es la condición de la mayoría de las familias de artesanos y comerciantes. Cuando llegaron las medidas de emergencia, había preocupación sobre el abastecimiento y la falta de liquidez de las familias. Nos preocupaba cómo acceder a la alimentación, pero aquí no hubo esa locura de comprar todo lo que se pueda.

Las noticias no eran tan alarmantes, sino que se dio de forma paulatina. Lo que vimos es cómo se fue limitando la comunicación y la movilización. Eso ha implicado que empecemos a tener disciplina en mantener cierta distancia y no salir a la calle. El tener casos de COVID en Otavalo y en Ibarra nos motivó a pre-cautelar la vida y la seguridad. En el mercado y en las calles las personas están aplicando las medidas de seguridad.

 

Para las mujeres hay mucho más trabajo. Mi mamá y mis hermanas se dedicaron a hacer las cosas que estaban pendientes acabar de hacer, limpiar y arreglar. Además de cuidar a los hijos que al comienzo estaban desesperados por salir. Hay que ver su bienestar para que no se agobien, pero ya extrañan la escuela. En nuestro caso, cada día tenemos la preocupación de ver qué cocinar. Sin las restricciones podíamos ir al mercado y comprar lo que nos falte para preparar. O si había el antojo de una fruta o el pan diario, se podía comprar porque se tenía el dinero. Ahora hay que limitarse, salir solo comprar lo que haga falta y durante el horario vigente.

¿Cuáles son las preocupaciones y problemas que enfrentan?

Nosotros vivimos de las artesanías y la actividad turística. Por eso, tenemos mucha preocupación porque estamos con deudas y no se sabe cómo podremos afrontar lo que viene. Mucha gente se ha quedado atrasada en sus pagos. Nosotros sabíamos desde enero, que había preocupación en el mundo y eso redujo las visitas de turistas, redujo la movilización de gente y se fue quedando la producción artesanal. Aunque hay una política de “no cobro” por parte de las instituciones financieras, las cooperativas y los bancos, sabemos que ponen condiciones para que acogernos a la moratoria de los cobros o refinanciación de las deudas.

Pero lo que más afecta es la parte anímica. ¿Cómo vamos a afrontar los pendientes económicos? ¿Cómo ver por la economía diaria? Porque no ha habido un desabastecimiento alimentos, pero si hay problemas de ingresos. Mi madre vive de los ingresos diarios de las ventas, pero ya no tiene. En el campo es parecido ¿si eres productora y llega el domingo, pero no puedes salir al mercado? Ese es la única oportunidad que tienes de salir a vender. Estamos en un sistema en el que te exige dinero para todo. Aquí en la ciudad es un problema, si no tienes ahorros, entonces no tienes para sostener la vida diaria. Además, todavía no hay reportes de delincuencia, pero la gente sí está preocupada por la inseguridad, porque todo está botado y solitario desde temprano, entonces da un poco de temor.

¿Qué están haciendo frente a la pandemia y la crisis?

Las comunidades se fueron auto aislando. Hay varias comunidades de la zona que empezaron a bloquear los ingresos y salidas. Primero hicieron un registro para movilizarse siguiendo las orientaciones del COE nacional. Pero al ver que no estaban cumpliendo, procedieron al cierre de las vías. Esto nos ha afectado a la ciudad porque no se puede acceder a los productos más baratos y algunos productores elevan el precio. Pero se han activado redes de acceso a distintos productos, ya sea como comercialización directa o como intercambios, hay personas que tienen su producción y están vendiendo en la misma comunidad.
En el aspecto organizativo, las organizaciones de Intag han respaldado las decisiones de los gobiernos parroquiales de cerrar las vías y los accesos. La UNORCAC (Unión de Organizaciones Campesinas de Cotacachi) habilitó el espacio de comercialización y están tratando de coordinar lo de los bonos. Hay cierta expectativa de acceder a los bonos, pero no se entiende bien los procesos todavía. También, la Asamblea de Unidad Cantonal participa activamente en el COE cantonal y allí han decidido habilitar un espacio para la atención ambulatoria, que está en comodato de la UNORCAC. El municipio está saliendo hacer fumigaciones, las comunidades también lo hacen. Varias comunidades indígenas han tomado por iniciativa propia hacer fumigaciones donde estiman que puede haber riesgo de contagio.

Para salir de la crisis ¿qué es lo que faltaría hacer en este momento?

Tenemos que mirar en las relaciones sociales. La pandemia nos ha hecho mirar de forma diferente nuestra vida, pero es una oportunidad para revalorizar las cosas importantes, no podemos seguir con el individualismo, el egoísmo, el consumismo; todas esas cosas que genera el capitalismo. Hay una oportunidad de trabajar en las relaciones sociales desde la solidaridad, cómo dar prioridad a la cultura propia, al autocuidado y cultivar la conciencia.

La gente va cayendo en cuenta sobre la importancia de tener un buen sistema de salud. Entonces debemos cuestionar el sentido de las inversiones que hace el gobierno, entrar en la exigibilidad frente al Estado. También darnos cuenta que es importante acceder a la alimentación sin intermediación, de manera directa con los productores. El tema de los ingresos económicos será paulatino. Como profesional no tengo salario fijo, dependerá de lo que ocurra luego, con las organizaciones, con el empleo. Pero debemos mirar la asociatividad y la cooperación para mejorar nuestros ingresos. Esto es importante para las mujeres adultas, jefas de familia, que han sido despedidas o que ya no puedes acceder a un trabajo.

¿Qué les haría falta a las organizaciones? ¿Por dónde deberían ir las organizaciones?

Será complejo hasta recuperarnos, pero creo pueden trabajar en la comercialización y evitar la intermediación. Podríamos organizarnos con los barrios urbanos, entonces ahí se genera una dinámica de fortalecimiento de las relaciones sociales. Lo otro es el ámbito de la exigibilidad desde las organizaciones. A nivel local, hay que dar a conocer cómo se están haciendo las inversiones, para qué sirve la deuda. Hay que estar vigilantes de que las cosas se hagan bien y denunciar la injusticia.

A las mujeres, esto nos ha obligado a mirar el autocuidado. Hay que ver cómo logramos el bienestar de todas. También ha dado la posibilidad de que las organizaciones de mujeres podamos pensar la dinámica dentro de las familias. La condición de aislamiento nos ayuda a pensar cómo podemos trabajar el bienestar frente a la violencia. Hacer el trabajo político al interior de nuestras casas; para también reflexionar sobre lo que vendrá.

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