Entrevista Fernando Cabascango Asambleísta por Pachakutik

Fernando Cabascango, asambleísta electo (2021-2025) por el Movimiento Pachakutik de Pichincha, habla sobre la compleja coyuntura política que enfrenta el movimiento al posicionarse como la segunda fuerza en la Asamblea Nacional en el contexto de reemergencia de la derecha neoliberal.

¿Quién es Fernando Cabascango? 

Desde pequeño estuve vinculado a las actividades del campo, combinando el estudio con la siembra, cosecha y crianza de animales. A los 14 años fui testigo de un conflicto de tierras en Tumbaco cuando militares se tomaron tierras de un tío. Al final se ganó el juicio, pero las deudas generadas y la falta de seguridad jurídica del bien obligaron a vender el terreno. Esta experiencia me llevó a pensar sobre la desigualdad e inequidad que existe en el país y cómo funciona las estructuras del Estado. Años más tarde, me vinculé al trabajo organizativo de la comuna Tola Chica. En 2010, fui cofundador de la escuela Samay, que planteaba el derecho de la educación intercultural bajo una metodología que garantizaba la autonomía del niño y su vínculo con la naturaleza desde los principios comunitarios. En el 2011 también fui cofundador del Centro de Investigación Multidisciplinario Kichwa Estudio; donde se hizo el ejercicio de recrear los principios que tienen nuestros abuelos para replantear la cosmovisión de los pueblos y nacionalidades indígenas. Así también, a partir del 2003 me vinculé al Pueblo Kitu Kara. Aparte del reconocerme, formé un vínculo de trabajo apoyando aspectos organizativos. Por ejemplo, logramos frenar el proyecto inmobiliario “Ciudad Metrópoli” y que se declarare como patrimonio, lo que ahora es el parque arqueológico y ecológico Rumipamba. Luego, en 2014 fui electo presidente del Pueblo Kitukara, en 2017 reelecto y desde el 2018 fui electo Consejero del Consejo de Protección de Derechos del DMQ por delegación del concejo consultivo de pueblos y nacionalidades, cargo al que renuncié para aceptar mis funciones como asambleísta.

¿Cómo te postulaste a la asamblea nacional, cuál es la vinculación con el Pachakutik?

El Pueblo Kitukara siempre ha estado vinculado al Pachakutik por ser filial de la CONAIE que es cofundadora del Movimiento Político. En el caso de Pichincha y Quito, el Pueblo Kitu Kara ha formado parte del Pachakutik desde sus inicios y ha venido participando en las campañas, debates y análisis. Para estas elecciones el Pueblo Kitu Kara resuelve, a través de una asamblea virtual con la participación de los presidentes de las comunas y comunidades filiales, participar con candidato propio. En esta coyuntura electoral para el Movimiento Pachakutik se jugaron varios elementos a favor: el legado de la lucha histórica del movimiento Indígena, la presencia del levantamiento de octubre 2019, la buena gestión de los gobiernos locales del Movimiento Pachakutik, el trabajo organizativo de las comunas y comunidades, elementos que han permitido por primera vez que el Pueblo Kitu Kara tenga un representante en la Asamblea Nacional. Nos alegra tener un espacio para proponer y presionar a que se hagan esos cambios que hemos demandado durante años, como la deuda histórica que tiene el Estado con las comunas, comunidades y los sectores populares.

Pensando en que llegó la derecha neoliberal al poder ¿cómo entienden la coyuntura actual desde el Pueblo KituKara y desde el Pachakutik?

Como Movimiento Indígena hemos enfrentado el neoliberalismo durante años. Tenemos claro a quién representa (el gobierno) y cuáles serán sus políticas en lo que tiene que ver con privatizar sectores estratégicos públicos, frente a acuerdos internacionales con el FMI y tratados de libre comercio que responden a intereses económicos de las élites, más no a iniciativas locales que se deberían fomentar mediante políticas públicas e inversión. Desde la bancada del Movimiento Pachakutik hemos construido nuestra propia agenda legislativa que responde a las promesas de campaña enmarcadas en el documento “Minka Por La Vida” que articuló a diferentes sectores—alrededor de 280 organizaciones a nivel nacional y que fue resultado de un gran debate en el Parlamento de los Pueblos.

¿Qué significa– para el movimiento indígena, para el campo popular y para los proyectos alternativos en el país—que el Pachakutik sea la segunda fuerza en la asamblea nacional?

El llegar a tener 27 asambleístas hoy, responde a una apuesta política colectiva del movimiento indígena con el Pachakutik, podemos reflejar esa apuesta desde las experiencias desde los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GADs) alternativos. Una de las experiencias más visibles es en la alcaldía de Cayambe donde se ha avanzado en la implementación del Estado plurinacional a través del reconocimiento de la autoridad y del territorio comunitario, y la efectiva participación en la gestión de lo público. Otra de las experiencias es en la prefectura del Azuay. Estos gobiernos alternativos dieron respuesta eficiente durante la pandemia, a diferencia del gobierno nacional que gastó cientos de dólares sin resolver necesidades urgentes. El otro elemento es el “Levantamiento Indígena y Popular de octubre 2019” que posicionó al Movimiento Indígena en un escenario de disputa frente al modelo neoliberal y como una alternativa para el país. Queda como constancia el tema del fraude electoral por lo cual no llegamos a segunda vuelta presidencial, pero se reflejó ese apoyo aún con los 27 asambleístas electos.

¿Qué desafíos existen para construir un proyecto de izquierda popular desde el Pachakutik?

Primero ir cumpliendo la agenda legislativa. Luego, iniciar diálogos con otras bancadas con quienes se pueda impulsar estos temas. Y quizá lo de mayor prioridad, es fortalecer el campo popular con la participación. Hemos tenido acercamientos con varios sectores: trabajadores, mujeres, comunas, etc, quienes nos permiten fortalecer las propuestas en el ámbito legislativo. Es fundamental ver cómo articular las demandas populares desde un Parlamento Plurinacional articulado en un frente nacional en contra del neoliberalismo, que oriente las prioridades que debe tener la Asamblea en este momento. Es decir, estamos conscientes que como bancada no podemos lograrlo solos. Finalmente, 27 asambleístas no son mayoría absoluta. Lo importante es la movilización popular y participación social. Necesitamos respaldarnos de esa base social, en los movimientos sociales, quienes construyeron el documento “Minga por la Vida”, quienes nos respaldaron en campaña y en quienes contamos para hacer propuestas de cambio a través de esa articulación entre lo legislativo y lo social. Ese es un reto que tenemos.

¿Cuáles son las prioridades de agenda legislativa del Pachakutik para este período inicial?

Algunas prioridades son: la derogatoria de la Ley de Apoyo Humanitaria, armar la Ley de Comunas y Comunidades; reforma a la Ley Orgánica de Educación Bilingüe; derogar la Ley de Defensa de la Dolarización ya que esta permite que la banca privada tenga control sobre el sector financiero. Éstas están entre las prioridades. También iniciaremos la fiscalización a las concesiones mineras y petroleras en territorios de pueblos y nacionalidades y que han sido entregadas a dedo sin cumplir debidos procesos e inconsultas

La propuesta Minka por la Vida tiene un eje agrario en torno a la soberanía alimentaria. Entonces ¿qué acciones en torno a este eje se van a priorizar? Tierras, semillas, recursos hídricos…

Debemos analizar las propuestas de ley desde una perspectiva integral. Los cambios deben ser más de fondo. Hay que avanzar en la implementación del Estado plurinacional y lo primero es el respeto a los territorios de los pueblos y nacionalidades, el otro tema es la redistribución de las tierras. En el tema de agua es importante reconocer la gestión comunitaria pero ya no en teoría, sino en la práctica, la ley debe permitir que las comunas y comunidades, a través de sus autoridades, tengan la administración del agua, no puede ser que en el reglamento se pongan trabas para el ejercicio de este derecho. También el tema de la Economía Popular y Solidaria, no se habla de lo comunitario y a las comunas y comunidades que generan servicios no pueden contratar con el Estado.

¿Cuál sería el aporte de la ley de Comunas?

Principalmente tiene que ver con el reconocimiento del territorio y la autoridad comunitaria, esto quiere decir que el Estado debe generar mecanismos de coordinación y cooperación con las autoridades territoriales de las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades en la ejecución e implementación de las políticas públicas y que las mismas deben estar acorde con los planes de vida comunitarios. En la ley debe constar con claridad cuáles son sus capacidades administrativas en la regulación y gestión que tienen las comunas y comunidades en sus territorios. Esto como parte de la autonomía y autodeterminación que tienen los pueblos y nacionalidades.

¿En qué consiste el acuerdo Izquierda Democrática – Pachakutik?

El acuerdo con la ID tiene que ver con una agenda de prioridades que responde a nuestros votantes para devolver la confianza de la Asamblea ya que actualmente tiene el 2% de aceptación. Coincidimos en ciertos temas, lo que nos permite priorizar ciertas leyes que responden a los sectores populares, indígenas, etc. Por ejemplo, en la derogatoria de la Ley de Apoyo Humanitario, Reforma a la ley de Educación Superior, en temas agrarios y de los trabajadores.

Finalmente, ¿cuáles deberían ser las acciones que nos permitan levantar un proyecto alternativo para el campo desde los sectores populares?

Es importante pensar en la unidad ya que en este momento hay debilitamiento de los sectores sociales, lo primero es reorganizar, lo segundo es construir una agenda programática con prioridades, que es un desafío porque hay varios sectores y muchas necesidades. Pero se debe impulsar la agenda programática, no desde cada uno de los sectores, sino, que de manera colectiva podemos pensar en el Parlamento Plurinacional de los pueblos y organizaciones sociales. El otro tema es que los sectores populares necesitan hacer una reorientación a nivel intergeneracional. Hay demandas de nuevos actores: en torno al tema de los derechos de la naturaleza y animales, acceso a la educación, “mi primer empleo”; temas que deben estar claros en nuestras agendas. Tenemos que ver cómo recrear las demandas históricas para que respondan a nuevos contextos y a nuevas realidades. No quiero decir que no debemos seguir dialogando con los mismos sectores, sino más bien plantearnos cómo recrear ciertos temas. En ecologismo, la lucha anti minera y petrolera son ejes principales, pero hoy en día hay nuevas propuestas de toda una generación milenial. Ahí el reto de cómo articular a esos espacios y sus propuestas.

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Equipo OCARU

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