La escasez mundial de cacao, atribuida principalmente a malas cosechas en África occidental, específicamente en Ghana y Costa de Marfil, que conjuntamente producen cerca del 70% del cacao global, ha generado una competencia feroz por los suministros restantes[2]. Este escenario se ha visto exacerbado por el fenómeno de El Niño, que ha provocado condiciones climáticas adversas y la aparición de enfermedades como el hongo de vaina negra, que han afectado las cosechas en la región[3].

Ecuador, conocido históricamente por la calidad de su cacao, se encuentra en una encrucijada. A pesar de un resurgimiento en su sector cacaotero en los últimos años, con un mayor protagonismo de pequeños productores y la implementación de prácticas sostenibles, el actual panorama de altos precios presenta tanto oportunidades como desafíos.

Por un lado, el auge del cacao podría convertirlo en el tercer producto de exportación más importante para Ecuador en 2024, lo que representa una oportunidad significativa para la economía del país. Sin embargo, la falta de un crecimiento exponencial en la producción, junto con las preocupaciones sobre la liquidez y la estabilidad en la cadena de suministro, plantea desafíos importantes que no pueden ser pasados por alto.

La reciente escalada de los precios internacionales del cacao ha sido interpretada por la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (ANECACAO)[4] como una burbuja especulativa. Según ANECACAO, si bien este incremento ha sido bien recibido por los productores ecuatorianos, generando un notable aumento en sus ingresos, ha presentado dificultades significativas para los exportadores. La falta de liquidez y los incumplimientos de contratos están impactando adversamente esta parte crucial de la cadena de suministro del cacao en Ecuador. Sin embargo, debemos considerar que este punto de vista podría estar sesgado hacia los intereses de los exportadores y no necesariamente reflejar la realidad completa de la cadena de valor del cacao en el país.

El artículo de David Singaña (2023), “El cacao: espejismo de la primarización en el Ecuador”, aporta evidencia sobre las brechas de intermediación en el cultivo del cacao. Según Singaña, estas brechas oscilan entre el 17% y el 20%, lo que sugiere que existe una disparidad significativa entre los precios de exportación y los precios promedio en los mercados y centros de acopio. Esto indica que a pesar del incremento en los precios del cacao, los productores ecuatorianos podrían no estar recibiendo el beneficio completo de esta bonanza cacaotera, dejando a los productores en una situación desventajosa en comparación con los intermediarios y exportadores. Específicamente, Singaña señala que las brechas de intermediación son mayores para los productores con menos de 1 hectárea que para aquellos que poseen entre 20 y 50 hectáreas.

Es imperativo que Ecuador adopte una estrategia integral para abordar esta situación. Se requiere una colaboración estrecha entre el sector público y el productivo para aprovechar las oportunidades que ofrece el actual contexto de precios altos, al mismo tiempo que se implementan medidas para mitigar los riesgos asociados. Esto podría incluir iniciativas destinadas a mejorar la productividad en el campo, proporcionar capacitación y apoyo a los pequeños productores, así como promover la diversificación de la cadena de suministro y la búsqueda de nuevos mercados, pero sobre todo, reducir la brecha de intermediación.

Además, se suma un nuevo desafío para el sector cacaotero ecuatoriano con la reciente aprobación del Reglamento 1115 de la Comisión Europea, que prohíbe la importación de siete materias primas, incluyendo el cacao, producidas en tierras deforestadas[5]. Ecuador se ve particularmente afectado por esta medida, lo que representa una carrera contra el tiempo para cumplir con las nuevas exigencias y evitar quedar excluidos del mercado europeo.

Al observar la situación interna, es crucial abordar las preocupaciones de los pequeños productores. Aunque el sector cacaotero ecuatoriano ha experimentado un nuevo auge, con una mayor participación de pequeños productores y la implementación de prácticas sostenibles, aún existen desafíos significativos que deben ser abordados. La falta de acceso a financiamiento y la escasez de capacitación técnica son barreras importantes que limitan el potencial de crecimiento y desarrollo de estos productores.

El papel del Estado ecuatoriano es fundamental en la creación de un entorno propicio para el desarrollo sostenible del sector cacaotero. Se requiere una política clara y coherente que promueva la inversión en investigación y desarrollo, fomente la adopción de prácticas agrícolas sostenibles y garantice el acceso equitativo a los recursos y servicios necesarios para la producción de cacao de alta calidad.

En conclusión, si bien los altos precios del cacao representan una oportunidad para Ecuador, también plantean desafíos significativos que requieren una respuesta estratégica y coordinada. Es fundamental que el país adopte medidas proactivas para garantizar la sostenibilidad y la competitividad a largo plazo de su sector cacaotero, aprovechando al máximo las oportunidades que ofrece el mercado global.

Breve radiografía del sector y del mercado cacaotero ecuatoriano

El Ministerio de Agricultura, a través de su Boletín Situacional de 2022, y el Banco Central del Ecuador, mediante los informes de Evolución de la Balanza Comercial por Productos, ofrece una visión exhaustiva del estado actual del mercado cacaotero ecuatoriano. Según los datos presentados, el cacao ha desempeñado un papel significativo en el Valor Agregado Bruto (VAB) Agropecuario, contribuyendo con un 6.9% en el año 2022. Además, las exportaciones de cacao durante ese año alcanzaron las 403,499 toneladas, con un valor total de USD 1,003 millones, representando un importante porcentaje de las Exportaciones No Petroleras.