OCARU
Entrevista realizada por Isabel Salcedo.
François Houtart saluda al proceso de Cumbre Agraria en Ecuador.
La Cumbre Agraria Nacional es fundamental para ir hacia adelante. Hay que olvidar las diferencias de tipo político para concentrarse sobre esta meta fundamental para el futuro de la agricultura del Ecuador y para el bienestar de las poblaciones que viven de ella. Solamente tendrá éxito si se unen todas las fuerzas, si dejamos de lado toda preocupación electoral y si no se excluye a ninguna organización en la consecución de los mismos objetivos.
¿Cuál es el estado actual de la Agricultura Familiar Campesina en Ecuador?
A través de las diferentes encuestas y testimonios que existen, se puede saber que la Agricultura Familiar Campesina en Ecuador está marginada; pero no es sólo Ecuador, es universal y, en particular, en América Latina.
La Agricultura Familiar Campesina produce más del 60% de la alimentación del país; el discurso del Presidente habla de »desastre productivo» cuando se refiere a ella. Hay que señalar el aspecto competitivo con el otro tipo de agricultura, la del monocultivo, particularmente relacionada con la exportación y con un carácter más productivo. En dicho tipo de agricultura se utilizan muchos productos químicos y, eventualmente, transgénicos. En algunos países tienen una estructura de capitalización de acceso al mercado y de un cierto monopolio del acceso al agua y a otras facilidades. En Ecuador, con la nueva matriz productiva se profundiza más este tipo de competencia y de marginalización de la Agricultura Familiar Campesina.
¿Existen políticas públicas que favorezcan la Agricultura Familiar Campesina?
Hay una política oficial que no favorece la Agricultura Familiar Campesina. La última Ley de Tierras sí reconoce la importancia de este sector y trata de poner límites a las grandes propiedades de exportación pero no ha tomado medidas concretas que puedan ayudar realmente a una reforma agraria que favorezca a la Agricultura Familiar Campesina.
La FAO, el Banco Mundial dicen que, a largo plazo, la agricultura familiar campesina es más eficaz que los monocultivos porque es menos destructiva. Se trata de una lucha social y con un adversario con un enorme poder económico, social, cultural y político. Es una lucha que debe empezar desde la base. Por el momento, a corto plazo, no podemos cambiar la coyuntura política general y establecer una política diferente. Pero sí se pueden construir las bases a nivel de las parroquias, los cantones y las provincias.
¿Cuáles son las propuestas desde las alternativas?
Existen iniciativas que van en el sentido de reforzar o ayudar a los pequeños campesinos e indígenas. Son iniciativas propias de cooperativas, ONG’s e iniciativas interesantes del MAGAP que son relativamente pequeñas comparadas con el esfuerzo del MAGAP en favorecer la agricultura de exportación.
Hay una serie de iniciativas que se pueden activar para actuar con las cooperativas y con la venta de productos al Estado a través de mejores herramientas como la organización de circuitos cortos de comercialización.
Si se extienden y se establecen vínculos, poco a poco se podrán construir redes que podrán tener una cierta realidad social. Con ello, se podría pensar en un futuro y establecer fuerzas políticas que puedan expresarse en varias organizaciones políticas para promover este tipo de agricultura.