Soy Blanca Chancoso del pueblo Otavalo Kichwa, pertenezco a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y a la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari).
¿Cómo están viviendo la Pandemia del Coronavirus en el campo?
En el campo, la alimentación de la gente no es escasa. Lo que nos afecta es la preocupación. Se han dado alertas y tratado de poner defensas para que no llegue el virus. Los cabildos están organizados y han hecho algunas ceremonias. Han utilizado los saberes de la población y de los abuelos, por ejemplo, plantas antisépticas como el eucalipto y el marco para humear la comunidad.
En otros lados, se ha utilizado la cal viva para desinfectar y las comunidades han cerrado fronteras. Han establecido su propia forma de organización para controlar que la gente de las comunidades no salgan, es como si estuvieran cerrando el campo. En las áreas rurales, la gente está en la chacra, no están en el encierro total como en las ciudades. Pero existe la preocupación sobre cómo llevar alimentos a la ciudad y así aportar, aun corriendo riesgos. Muchos pequeños productores han salido a ofrecer productos en el mercado. Otros han organizado formas para que llegue alimento a los hermanos que están en la ciudad.¿Cree que ha cambiado algo en la vida de los y las campesinas?
Han habido algunos cambios en la vida de los y las campesinas. No hay mal que por bien no venga. Esto ha permitido reencontrarse a nivel familiar, estar con los vecinos (aunque no en reunión social) y acudir a las experiencias y los saberes de los abuelos que se estaban olvidando. Había mucha dependencia de la farmacia y ahora se están desempolvando los saberes, las plantas. Revalorizar la vida misma y la relación con los demás. El espíritu de solidaridad y hermandad en las comunidades no se ha perdido.
El cambio también se puede mirar desde la política pública. Esta emergencia humanitaria, ha revelado que el poder considera que hay personas de primera y de segunda. Se da más comodidades a la gente que tiene dinero y mantiene las ventajas económicas, sociales y políticas para los mismos círculos de siempre, los que se han aprovechado de la economía del pueblo ecuatoriano. Los sectores populares son los más desatendidos. Es preocupante lo que estamos viviendo ahora, pero ¿qué vendrá después? Sabemos que la pandemia se va a quedar y no se sabe cuánto tiempo. Lo preocupante es la post-cuarentena.
¿Cuáles son los problemas que han enfrentado las organizaciones y los distintos pueblos y nacionalidades tras el anuncio de estado de excepción y toque de queda?
Conocemos el alto riesgo de la pandemia. Es como si estuviésemos viviendo una guerra mundial biológica y quienes son favorecidos son los grandes banqueros y las multilaterales financieras. El gobierno ha aprovechado la situación de emergencia. El ministro de economía, de una manera inhumana, tomó decisiones para saldar cuentas con el Fondo Monetario Internacional, sin dar prioridad a las condiciones de salud de la población. Las mineras también aprovechan para seguir trabajando en los territorios indígenas, incumpliendo garantías dadas por la fiscalía y la corte constitucional para que no continuará la explotación minera en ciertos territorios. Las comunas están vigilantes, pero no salen de casa.
Las empresas mineras no se detienen y la contaminación del agua es preocupante para los pueblos y nacionalidades. Ahora, la organización se plantea reforzar la solidaridad, mantenernos en resistencia, vigilantes de nuestros territorios y exigir al gobierno que no haya impunidad. El aporte que dan los bancos y los organismos internacionales para la emergencia son migajas. No son suficientes los recursos que ofrecen destinar para la crisis. No están devolviendo todo el saqueo, lo que nos han robado durante siglos, antes de la dolarización y ahora. Tienen una deuda histórica con el pueblo ecuatoriano. Es necesario un programa para atender esta situación de emergencia, pero también para atender la salud y la educación de los pequeños productores del campo.
¿Qué les haría falta a las organizaciones para enfrentar este momento?
La movilización. Esta epidemia nos obliga a proteger la vida. Sin embargo, el lado oscuro es la paralización de la movilización. Ahora estamos viendo que no se garantiza el empleo. Han habido muchos despidos, por eso es importante exigir el derecho al trabajo. En el ámbito internacional también estamos preocupados. En lugar de dedicarle toda su atención a la vida de la humanidad, el presidente de Estados Unidos amenaza con una invasión a Venezuela. Que sepa que estamos vigilantes. El respeto de la soberanía de los pueblos es importante y tiene que ir de la mano con la solidaridad humanitaria.
¿Ustedes tienen alguna propuesta, han buscado alguna medida en relación a la producción y la comercialización de los productos?
Las comunidades de la sierra, están compartiendo sus productos en varias provincias. Es importante que la gente, con todas las precauciones necesarias, facilite la comercialización directa de productos a los consumidores. No queremos entregar productos al gobierno porque sabemos que andan en campaña electoral y lo usarán para eso. En el caso de Imbabura, el presidente de la Federación está conectándose con la organización de los comerciantes minoristas, para que solidariamente controlen que los productos salgan a tiempo. Las condiciones actuales no permiten que los campesinos salgan porque no hay movilidad, lo cual lleva a la pérdida económica. Los productos deben salir, incluso para compartir.
¿Qué hace falta en medio de esta crisis que estamos viviendo?
Creo que nos hace falta organizarnos mejor. No es oportuno crear el pánico, sino crear una estrategia ¿cómo vamos a movernos? ¿cómo vamos a dinamizar la economía de las familias, de los pueblos? Entonces tenemos que trazar una nueva estrategia y continuar vigilantes. El gobierno solamente vela por la economía de los grandes grupos económicos. El bono que afirma será entregado para solventar la crisis, debe ser al menos de cien dólares y se debe entregar a todas las familias que realmente necesitan. Lo esencial es pensar ¿cómo se reactivará la economía para todos los sectores, especialmente para los pequeños productores, los trabajadores? Nuestras formas de lucha cambian y los pueblos vamos a estar vigilantes.
Seguiremos defendiendo los derechos de los trabajadores, de las mujeres, de los pueblos, de los jóvenes y la vida de todos y todas. También es importante cambiar nuestra forma de alimentación. La situación nos exige un cambio. Que las nuevas generaciones entiendan que no es suficiente sobrellevar la cuarentena, que termine la cuarentena y ya podernos mover. Sino que es necesario cambiar el sistema de alimentación, consumir lo que tengamos, fortalecer nuestro cuerpo y nuestra chacra.