OCARU
Efrén Román es dirigente campesino y Presidente de la Federación de Centros Agrícolas y Organizaciones Campesinas del Litoral (FECAOL), organización cuyo eje de lucha es la soberanía alimentaria mediante la recuperación de semillas autóctonas mediante prácticas agroecológicas. En el presente testimonio comparte sus reflexiones sobre la importancia de la organización campesina para levantar alternativas frente a la agroindustria y la penetración capitalista en el campo.
¿Cómo se vincula al proceso organizativo de la FECAOL?
Inicié mi proceso hace ocho años, cuando todavía pertenecíamos a la Cámara de Agricultura. Nosotros nos dimos cuenta de que éramos usados para el beneficio de unos cuantos mientras éramos parte de esa asociación, esta fue una experiencia amarga por lo que decidimos romper con esta los procesos iniciados por la cámara y como dirigentes del gremio, con el apoyo de toda la colectividad formamos la Federación de Centros Agrícolas y Organizaciones Campesinas del Litoral.
¿Cuáles han sido sus principales demandas como organización?
Una de las luchas que hemos dado es por la defensa de las semillas autóctonas, las técnicas de siembra ancestral y la alimentación orgánica; cuestiones que para nosotros no son novedad y que, sin embargo, para mucha de la población resultaba algo desconocido. Para nosotros la importancia de las semillas y de nuestros conocimientos ancestrales resulta fundamental dado que desde hace años los gobiernos de turno han generado lógicas impositivas con respecto a las formas de producción hegemónicas.
Nuestra estrategia trasciende las demandas y se efectiviza en los centros de recuperación de semillas, contamos con dos unidades, una en el cantón de Naranjal y otra en Santa Lucía; con semillas como el maíz cuyas variedades son abundantes en toda Latinoamérica, por ejemplo: el antiguo, el amarillos, el suave para la producción de harina de machica. Hemos recuperado alrededor de cuarenta especies de semillas que estaban ya en extinción, hemos traído variedades de otras regiones del país para poder adaptarlas al medio, ya las estamos produciendo y mantenemos contacto con otras organizaciones para poder intercambiar experiencias de cultivo.
Además, como FECAOL organizamos a nuestros productores en pos de abrir un espacio propio en el mercado nacional, con al aporte y gestión colectiva de nuestros compañeros pudimos abrir las ferias orgánicas con el apoyo de organizaciones aliadas en otras provincias del país, como Chimborazo, Pichincha, y Loja.
Frente a estos procesos de apertura que la organización propicia hemos considerado como prioridad la necesidad de preparar a nuestro pueblo. Tenemos convenios con la Universidad Latinoamericana de Brasil donde cuatro de nuestros jóvenes están estudiando como tecnólogos en agroecología, todo esto con el fin de que nuestras demandas tengan un respaldo científico y desde luego para mejorar nuestras técnicas de producción
¿Qué propuesta se viene levantando frente las leyes y proyectos impulsados desde el gobierno en cuanto a la administración de los recursos estratégicos y los territorios?
Entre otras cosas lucharemos por el respeto a la agro-biodiversidad, no vamos a aceptar por ningún motivo la introducción de semillas transgénicas o híbridas, porque nos han causado mucho daño, no solo con el desgaste de nuestras tierras sino con la muerte y enfermedades desconocidas que se han dado entre la gente que las consume.
Por eso protegemos nuestras propias semillas para poder intercambiarlas, inclusive regalarlas a nuestros hermanos agricultores que quieran generar un cambio real no solo en su producción sino en su vida; esta es el ejercicio real de la soberanía alimentaria, que para nosotros tiene un significado total, es nuestra vida, nuestra existencia, nuestra identidad porque ella es la relación armónica entre el hombre y la naturaleza.
¿Desde su perspectiva, por qué es necesaria la organización?
La organización nos sirve para proteger lo nuestro y desde ahí dar a conocer que es lo que es lo que proponemos, demostrando que sí podemos producir con nuestras semillas, el discurso de que el éxito de la producción agraria está en el uso de la semilla transgénica es irreal, nuestros ancestros son la muestra viva de que otras formas de producción son posibles y nosotros queremos recuperar eso.
Trataremos de extendernos por todo el país, llegar al último rincón de la patria y seguir entablando convenios solidarios con organizaciones campesinas de otros países. En este instante nuestra relación con Ayabaca-Perú da cuenta de que nuestro programa organizativo no se limita, también tenemos trabajo con organizaciones de Paraná de Curitiba en Brasil; lo que nos fortalece como organización.
El intercambio de experiencias nos da cuenta de las técnicas implementadas en otros lugares, de otros países que han desarrollado con mayor profundidad técnicas alternativas de producción, eso nos permite convencernos con bases reales de que sí se puede tener una producción 100% orgánica con beneficios directos para el campesino.
La prioridad que le damos al cuidado de la semilla se refleja, entre otros aspectos, en la aplicación del calendario lunar, nuestra experiencia ha sido exitosa, de lo contrario estaríamos lamentándonos con los resultados que muchos campesinos obtuvieron luego de aplicar la famosa Revolución Verde en su producción, sus resultados fueron desastrosos, por eso nosotros la consideramos como una vía desechable. Rechazamos así mismo el uso de agroquímicos a pesar de que estos sean bien vistos por el modelo oficial del agro.
A pesar de todas las críticas que hemos recibido estamos produciendo orgánicamente y con respaldo científico. La agroecología es viable y rentable para los pequeños campesinos, desde esta perspectiva recuperaremos no solo nuestras costumbres ancestrales, la historia de los pueblos campesinos, el conocimiento lunar, etcétera; sino que además defenderemos la posibilidad de una vida digna en un mundo que busca acabar con iniciativas que pongan en peligro las ganancias de las grandes empresas del beneficiarias del agro.