Comida contaminada, neoliberalismo e industria alimentaria en Ecuador

Supermercado de alimentos y productos varios en Quito. Foto ~ Gabriela Vanegas Carrera.

Autor: David Ignacio Pérez Salas 

En los últimos meses de este 2024, Ecuador ha sido testigo de una preocupante revelación: la presencia de alimentos contaminados que amenazan directamente la salud de sus consumidorxs. Informes y operativos recientes han sacado a la luz una situación alarmante que evidencia la presencia de metales pesados altamente tóxicos, como el plomo, el mercurio, el cadmio, el cromo y el níquel, en productos alimenticios comercializados dentro y fuera del país. Estos metales, conocidos por su peligrosidad, están estrechamente vinculados a la aparición de distintas enfermedades catastróficas. La alerta se desencadenó el 3 de noviembre de 2023, por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA)

que insta a los ciudadanos de ese país, a abstenerse de adquirir y suministrar un puré de frutas para niños y bebés de una marca proveniente de Ecuador. La advertencia surge ante la preocupación por una posible contaminación con plomo que podría representar un riesgo para la salud de los menores de edad. Según la FDA, se registraron siete casos de intoxicación en cinco estados, todos ellos potencialmente vinculados al consumo de este puré contaminado sabor manzana-canela[1].

En Ecuador la labor de instituciones como la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) es crucial en este contexto. Sin embargo, la detección de contaminantes en productos tan básicos como el arroz, leche, agua embotellada, entre otros revela fallos en el sistema de control de calidad y en la cadena de suministro. Por otro lado, la presencia de plagas e irregularidades sanitarias en establecimientos comerciales, tanto formales como informales, plantea serias preocupaciones sobre las condiciones en las que se manipulan y preparan los alimentos que llegan a nuestras mesas.

Estas problemáticas requieren un análisis crítico de la forma en que opera el sistema alimentario en Ecuador, especialmente en el control y regulación de la industria alimenticia. La presencia de alimentos contaminados con metales pesados y bacterias nocivas no solo pone en riesgo la salud de la población, sino que también plantea interrogantes sobre la efectividad de los mecanismos de vigilancia y cumplimiento de normativas establecidas. Además, la identificación de productos contaminados exportados hacia otros países subraya la necesidad de una coordinación internacional más estrecha en materia de seguridad alimentaria.

En este contexto, se hace evidente la urgencia de un análisis detallado sobre la cadena de producción, distribución y comercialización de alimentos en Ecuador. ¿Cómo es posible que productos con niveles peligrosos de contaminantes sean colocados en el mercado? ¿Qué fallas en los sistemas de control permitieron que estos productos fueran distribuidos sin una adecuada supervisión? ¿Qué responsabilidades tienen las empresas alimenticias y el Estado en la garantía de la seguridad alimentaria de los consumidores

Una de las áreas cruciales que merece atención es el control de la producción, circulación y comercialización proveniente de la industria alimentaria. Detrás de la preocupante presencia de contaminantes en alimentos cotidianos se encuentra un sistema que prioriza la eficiencia y el lucro por encima de la salud pública. Las grandes corporaciones alimentarias, respaldadas por poderosos grupos de interés, ejercen una influencia desproporcionada en la elaboración de políticas y regulaciones, lo que a menudo resulta una blandura en los controles de calidad y seguridad.

Este fenómeno se encuentra exacerbado por el impacto del neoliberalismo en la estructura del Estado. El desmantelamiento gradual de las instituciones reguladoras y el debilitamiento de las políticas públicas en nombre del libre mercado han dejado un vacío en la protección de los derechos y la seguridad de los ciudadanos. En este contexto, la falta de control y supervisión efectiva sobre la industria alimentaria no es simplemente un descuido, sino el resultado de una ideología que prioriza los intereses corporativos sobre el bienestar común.

En medio de esta crisis, es crucial que la sociedad ecuatoriana se movilice y exija una mayor transparencia y rendición de cuentas tanto de las empresas como del Estado. Es necesario fortalecer las instituciones encargadas de regular y supervisar la seguridad alimentaria, otorgándoles los recursos y la independencia necesarios para cumplir con su mandato de proteger la salud pública.

Además, es fundamental promover una cultura de consumo responsable que fomente la elección de alimentos saludables y sostenibles, así como el apoyo a los productores locales. Al tomar decisiones informadas y éticas en nuestras compras, podemos ejercer presión sobre las empresas para que mejoren sus prácticas y contribuyan a un sistema alimentario más justo y equitativo. Solo al enfrentar estas realidades estructurales podemos esperar implementar cambios significativos que garanticen un sistema alimentario más seguro y saludable para todos.

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Notas

*Sobre el autor: Estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad Central del Ecuador. Correo: [email protected]

[1] Primicias (2023) FDA alerta de posible contaminación con plomo en puré de frutas WanaBana. Disponible en: https://www.primicias.ec/noticias/economia/arcsa-pure-frutas-ecuador-estados-unidos-plomo/#:~:text=PRIMICIAS%20contact%C3%B3%20a%20la%20empresa,la%20marca%20en%20Estados%20Unidos.

[2] Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) vía redes sociales. Disponible en: https://www.controlsanitario.gob.ec/category/notialertas/alertas-arcsa-alimentos/

Expreso (2024) Contaminación con plomo: publican tabla con productos no aptos para el consumo.. Disponible en: https://www.expreso.ec/actualidad/contaminacion-plomo-publican-tabla-productos-aptos-consumo-188840.html

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Equipo OCARU

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