Inseguridad en las calles y en nuestras mesas: ¿Cómo está la producción alimentaria en Ecuador?

Desde hace varias décadas atrás, los problemas de distribución y acceso a alimentos sanos ha sido una de las cuestiones más importantes a solucionar en el mundo. Así, el segundo punto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteaba una agenda global para reducir el hambre y la inseguridad alimentaria. Sin embargo, la llegada de la COVID 19, deterioró el acceso a ingresos de las personas empobrecidas. Hasta ahora, estas personas aún no logran recuperar su poder adquisitivo pre pandemia (FAO et al. 2022).

A los efectos de la pandemia, se le sumó la escalada bélica del conflicto entre Rusia y Ucrania. Esta crisis deterioró la recuperación de las cadenas de suministro alimentario y de materias primas, y además recrudeció la crisis energética. Adicionalmente, los eventos climáticos extremos se han extendido por mayores periodos e inciden directamente en la producción alimentaria (FAO et al. 2022).

En Ecuador, la situación alrededor de la seguridad alimentaria ya venía en deterioro sin la influencia del panorama mundial reciente (ver Tabla 1). La tasa de inseguridad alimentaria se incrementó en 77% entre 2015 y 2020, no obstante, la inseguridad alimentaria grave creció en 113,3%, en el mismo periodo (FAO 2023a). La inseguridad moderada se da cuando una persona, reiteradas veces en un año, está expuesta a dietas de baja calidad, o se ve forzada a comer menos por razones monetarias. Por otra parte, la inseguridad alimentaria grave indica que una persona, también reiteradas veces en un año, reduce la cantidad de comida, omite ingerir comidas, o está todo el día sin comer por falta de recursos económicos u otros factores (FAO 2023b).

En este marco, también se pueden destacar otros indicadores como: el sobrepeso y el retraso del crecimiento en niñas y niños menores de 5 años. Ambos elementos son muestra de la denominada doble carga de la malnutrición (Barth-Jaeggi et al. 2020), en la cual confluyen dietas deficientes en nutrientes y el consumo de alimentos que conducen a enfermedades no transmisibles –obesidad, sobrepeso, diabetes–. Pese a que los gobiernos de Rafael Correa (Redacción El Universo 2017) y Lenín Moreno (Ministerio de Economía y Finanzas 2020) situaron en su discurso a la desnutrición infantil, ninguno de ellos logró mejorar la situación. Así, el retraso en el crecimiento –consecuencia de la desnutrición– alcanzó a cerca de 1 de cada 4 niñas y niños entre 2015 y 2020 (FAO 2023a). Además, el sobrepeso afectó al 8,3% de niñas y niños en 2015, y se incrementó a 9,8% para 2020 (FAO 2023a).

Los hallazgos de Traissac et al. (2016), Kimani-Murage et al. (2015) señalan que la doble carga de la malnutrición afecta principalmente a las mujeres. En Ecuador, las mujeres están más expuestas a la inseguridad alimentaria que los hombres (ver Tabla 1). En términos de la inseguridad alimentaria grave, la variación de esta tasa para los hombres fue de 83%, mientras que la de las mujeres rebasó el 113% entre 2015 y 2020 (FAO 2023a). La Tabla 1 muestra el incremento en la tasa de inseguridad grave con el pasar de los años, pero, la llegada de la pandemia incrementó en 17,5% la tasa para las mujeres, en contraste con el 7,2% para los hombres. Estos efectos a su vez pueden traer consecuencias en lxs hijxs que engendran pues al nacer ya registrarían índices de desnutrición (Masibo y Makoka 2012).

En el primer capítulo de la obra de Malthus (1798), el autor señala que la población crece a un ritmo geométrico, mientras que los medios de subsistencia crecen de forma aritmética, siendo uno de los medios principales la comida. Con este marco, Malthus (1798) advertía que las leyes de la naturaleza no se podían forzar y que el desequilibrio entre el número de personas y la cantidad de alimento disponible llegaría algún momento. No obstante, estos postulados fueron realizados a finales del siglo XVIII, época en la que los rendimientos agrícolas eran totalmente distintos a los de la actualidad.

Aunque hemos visto que la superficie de tierra destinada al cultivo de alimentos en Ecuador se encuentra muy por debajo que la superficie destinada a la agroindustria y a la agroexportación. No es menos cierto que la productividad en términos de toneladas por hectárea también se ha incrementado. Sin embargo, la disponibilidad alimentaria en términos de toneladas, apenas varió en 44% mientras que la población aumentó en 274% entre 1961 y 2021 (ver Figura 1). Es más, la disponibilidad alimentaria en 2021 fue menor en 251 mil toneladas en comparación con 1981 (FAO 2022). Con este panorama no sólo que la producción de alimentos no logra crecer, sino que la población se expande rápidamente en el país, generado distintas problemáticas alimentarias.

A manera de cierre

La pandemia y la agudización del conflicto Ucrania-Rusia resaltaron los problemas alimentarios a nivel global. Ecuador no está ajeno a este fenómeno. El contexto mundial aceleró el incremento de la inseguridad alimentaria, y las mujeres son quienes más sufren las consecuencias. Además, la disputa por la superficie de tierra entre los alimentos y el agronegocio, cada vez incrementa la vulnerabilidad de nuestro sistema agroalimentario puesto que los rendimientos no crecen al ritmo que crece la población. Si bien esto puede estar en línea con los postulados de Malthus, el contexto de la precariedad en el campo y las presiones del agronegocio son elementos que no estaban considerados en su teoría. En el siguiente número, expondremos la relación que existe entre la inflación y la pobreza. Ambos indicadores van en línea con las cifras de seguridad alimentaria, pues, no sólo nos enfrentamos a menor disponibilidad de alimentos, sino también a precios más altos y a menores ingresos.

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Notas:

1 Investigadora social de problemáticas migratorias, particularmente en zonas rurales. Activista feminista y miembro del Colectivo Geografía Crítica Ecuador. Master en Sociología y Psicoanalista en formación.

2 Investigadora en temáticas ambientales articuladas a la racialización, la precarización laboral, el trabajo campesino, los derechos humanos. Activista en contra de la precarización laboral. Maestrante en Estudios Socioambien-tales de FLACSO Ecuador.

Bibliografía:

Alfaro, Eloy, Ana Larrea, Galo Maldonado, María Vallejo y Marjorie Viera. 2007. Cotopaxi: espacio social y cambio político. Quito: IEE-Camaren.

Bretón, Víctor. 2012. Toacazo: en los andes equinocciales tras la reforma agraria. Quito: FLACSO Sede Ecuador.

FIAN Ecuador, Instituto de Estudios Ecuatorianos, Observatorio del Cambio Rural Ocaru, Unión Tierra y Vida y FIAN Internacional. 2020. “¿Crisis alimentaria en Ecuador? Nuestro derecho a la alimentación en tiempos de COVID-19”. Informe.

FIAN Ecuador, Instituto de Estudios Ecuatorianos, Observatorio del Cambio Rural, Tierra y Vida y Fian Internacional. 2020. De quienes nos alimentan. La Pandemia y los Derechos Campesinos en Ecuador.

Hollenstein, Patric. 2021. “El mercado agroalimentario en disputa: historia agraria, economía popular, modernización estatal y privatización encubierta en Ecuador (1850-2017)”. Te- sis de doctorado, FLACSO Ecuador.

Hollenstein, Patric. 2020. “Mercados agroalimentarios”. En Territorio, ruralidades, ambiente y alimentación en el Ecuador: un balance de la investigación (2009-2019), editado por Pablo Ospina et al., 169-189. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar.

Ospina, Pablo, Patric Hollenstein y Sara Latorre. 2020. Territorio, ruralidades, ambiente y alimentación en el Ecuador: un balance de la investigación (2009-2019). Quito: Univer- sidad Andina Simón Bolívar.

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David Singaña Tapia

Investigador del OCARU

Ingeniero en Ciencias Económicas, Master en Desarrollo Territorial Rural, realiza sus estudios de doctorado en la Universidad Justus Liebig – Giessen, Alemania.

Integra el grupo HINASES (Human-nature Interactions in Agricultural Socio-Ecological Systems).

Líneas de investigación y publicación: Soberanía Alimentaria, Agricultura Familiar y Acuerdos Comerciales.

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