Los movimientos campesinos y los pueblos indígenas están teniendo un rol protagónico en el Paro Nacional en Colombia, que lleva 7 días consecutivos en las calles, con una violenta respuesta estatal. Defensa a la producción nacional, no discriminación y freno de las fumigaciones con glifosato son parte de los reclamos.
Con las consignas “¡Que caiga el mal gobierno!” y “El campo se respeta”, las organizaciones campesinas y movimientos indígenas de Colombia participan activamente del paro nacional que lleva 7 días consecutivos de protestas en todo el país. El gobierno de Iván Duque respondió a las masivas protestas pacíficas, cortes de ruta y cacerolazos con una incesante represión policial que ya dejó 37 muertos, 222 heridos y 831 detenciones arbitrarias, según el reporte de la ONG Temblores. “Al mal gobierno le decimos que la lucha es por la vida, que no nos callarán y que vamos a fortalecer las movilizaciones”, sentenciaron desde el Coordinador Nacional Agrario (CNA). La semana próxima Duque recibirá al Comité Nacional del Paro, que llevará su pliego de reclamos, entre ellos, los del campesinado.
La chispa que encendió las movilizaciones en todo el país fue el intento de reforma tributaria anunciado por Duque, que contemplaba un incremento del IVA en los alimentos de la canasta básica, y tuvo que ser retirado por el gobierno colombiano ante la contundente respuesta popular. “El paro y la movilización social lograron derrotar la reforma tributaria”, celebró la organización Dignidad Agropecuaria Colombiana en su último comunicado y adelantó: “En el agro la lucha continúa”.
El Movimiento de Autoridades Indígenas Occidente (AISO) también anticipó este jueves la continuidad de las protestas y anunció que 1.000 luchadoras y luchadores del pueblo Misak y Nasas están en marcha a la ciudad de Cali “en el marco del paro nacional que hemos convocado desde el pueblo Colombiano para parar la economía del país. Seguimos en movilización permanente y avanzamos hacia una huelga general nacional”. La CNA también llamó el martes a las 60 organizaciones campesinas que la conforman para “fortalecer los escenarios de movilización” en todo el país.
En el marco de un conflicto que permanece abierto, a pesar de la obligada convocatoria del gobierno de Duque al diálogo, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo-Vía Campesina condenó las “políticas totalmente contrarias que desfavorecen al común de los trabajadores del país y con ella a las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes” y la respuesta “desproporcionada” de control militar del movimiento y la protesta social y exigió que “haya los controles políticos necesarios ante los abusos y desmanes del gobierno y su fuerza púbica”.
Según el relevamiento de la ONG Temblores, que a través de su programa de denuncia de violencia institucional viene cruzando la información sobre la represión del gobierno colombiano a las protestas, desde el 28 de abril hasta ayer se había registrado los siguientes abusos:
- 222 víctimas de violencia física
- 37 víctimas de violencia homicida
- 831 detenciones arbitrarias en contra de manifestantes
- 312 intervenciones violentas en el marco de protestas pacíficas
- 22 víctimas de agresiones oculares
- 110 casos de disparos de armas de fuego
- 10 víctimas de violencia sexual
De la Rebelión de las Ruanas al Paro Nacional, los reclamos campesinos
El pliego exigido por el Comité Nacional del Paro va más allá de la derrumbada ley de reforma tributaria y reúne reclamos vinculados con la actual crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19, la asistencia social y exigencias pendientes desde la denominada Rebelión de las Ruanas, la protesta protagonizada por los campesinos en 2013, que muchos analistas marcan como la semilla de las revueltas callejeras en Colombia contra el modelo neoliberal.
Entre los 7 puntos consolidados en el pliego del Comité Nacional del Paro hay tres que involucran de manera particular a campesinos e indígenas:
- Defensa de la producción nacional (agropecuaria, industrial, artesanal, campesina). Subsidios a las MiPymes y empleo con derecho y una política que defienda la soberanía y seguridad alimentaria.
- No discriminación de género, diversidad sexual y étnica.
- Detener erradicaciones forzadas de cultivos de uso ilícito y aspersiones aéreas con glifosato.
El comunicado del CNA —titulado “La semilla de la dignidad germina abonada con la lucha popular”— advierte que «desde el campo colombiano seguimos en pie de lucha y cerramos filas en torno al clamor del pueblo colombiano: que caiga el mal gobierno como exigencia central de la lucha» y responsabiliza a las políticas de derecha en general y al partido Centro Democráctico de Iván Duque, en particular, por “la misería, el hambre, la pobreza, la represión, los crímenes de Estado y el desempleo en el país”.
En ese tono, la CNA reiteró las reivindicaciones del campesinado colombiano que amplían lo sostenido en el pliego del Comité del Paro en cuanto reclaman una reforma agraria integral, “como avance para garantizar la soberanía y seguridad alimentaria”; la desarticulación del paramilitarismo como política de Estado y desmilitarización de los territorios y la “renegociación de los tratados de libre comercio que afectan al campesinado y el pueblo colombiano”.
Desde la organización Dignidad Agropecuaria Colombiana coincidieron en el reclamo urgente de la renegociación de los tratados de libre comercio y levantaron otras de las banderas que llevan los campesinos en las movilizaciones callejeras: «No más importaciones de alimentos que podemos producir». Además, recordaron otras cuentas pendientes como “los elevados costos de fertilizantes y demás insumos, los bajos precios para los productos del agro nacional, la solución definitiva a las deuda bancarias y con el agrocomercio” y la grave situación de los arroceros colombianos.
“Hemos estado firmes en la lucha de toda una nación. Hemos tenido que vivir 20 años con el mismo gobierno, pero no nos cansamos, no se cansó este pueblo colombiano. Esta generación no espera nada de este presidente, en todos estos años nos dieron mentiras, represión, corrupción , represión y 6.402 crimines en manos de los paramilitares. Espero la renuncia del gobierno de Iván Duque”, sintetizó una joven referente del Pueblo Misak. Las protestas en Colombia siguen y la solución al conflicto parece marcarlo el pulso de las calles.