El Niño y un Estado Neoliberal: Solidaridad con Esmeraldas

Entre el sábado 3 y domingo 4 de junio de 2023, la provincia de Esmeraldas sufrió fuertes lluvias que al momento dejan más de 14 mil damnificados (Redacción Primicias 2023) y, hasta el 5 de junio, se reportaron 2985 viviendas afectadas (Redacción El Universo 2023). Esto se produjo por el desbordamiento de seis ríos. Al menos cuatro vías principales que conectan la provincia tienen derrumbes o presencia de lodo (Redacción Primicias 2023). El nivel de lluvias de todo el año se alcanzó tan sólo en un día (Redacción El Universo 2023). Este evento no fue influenciado por el fenómeno de El Niño. A decir de Velasco (2023), no fue un evento aislado, sino que tiene que ver con  la poca coordinación a nivel de gestión riesgos que existe en el país en el que se conjuga: la inexistencia de una ley[1], la toma de acciones reactivas, la escasez de recursos.

La visión de un estado obeso hace que las delegaciones zonales tengan que lidiar con 4 provincias, lo cual limita la acción y coordinación que puede existir con los distintos niveles de Gobiernos Descentralizados. Además, la falta de recursos hace que los planes que se tienen no puedan ejecutarse (Velasco 2023). Esto es precisamente lo que sucede con la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), la cual redujo en más de la mitad su presupuesto codificado entre 2019 y 2023 (ver Figura 1).  La planificación de un presupuesto no implica su ejecución. En efecto, en 2019, se ejecutó el 73%. Sin embargo, el valor devengado en 2019 supera en más de 10 millones de dólares al de 2022 (Ministerio de Economía y Finanzas 2023). Por otra parte, la inversión en proyectos hídricos del suroeste de la costa ecuatoriana con miras a mitigar el fenómeno fue de 162 millones entre 2009 y 2015 (Martín 2016) lo que supera ampliamente a las cifras presupuestales actuales.

La visión de un estado obeso hace que las delegaciones zonales tengan que lidiar con 4 provincias, lo cual limita la acción y coordinación que puede existir con los distintos niveles de Gobiernos Descentralizados. Además, la falta de recursos hace que los planes que se tienen no puedan ejecutarse (Velasco 2023). Esto es precisamente lo que sucede con la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), la cual redujo en más de la mitad su presupuesto codificado entre 2019 y 2023 (ver Figura 1).  La planificación de un presupuesto no implica su ejecución. En efecto, en 2019, se ejecutó el 73%. Sin embargo, el valor devengado en 2019 supera en más de 10 millones de dólares al de 2022 (Ministerio de Economía y Finanzas 2023). Por otra parte, la inversión en proyectos hídricos del suroeste de la costa ecuatoriana con miras a mitigar el fenómeno fue de 162 millones entre 2009 y 2015 (Martín 2016) lo que supera ampliamente a las cifras presupuestales actuales.

Sin la llegada del fenómeno, el incremento de la temperatura producto de la acumulación de gases invernadero, ya aumentaron la cantidad de vapor en la atmósfera, lo cual es uno de los vehículos principales para la generación de precipitaciones (Serrano Vicenti et al. 2016, Gerretsen 2023). La amenaza de un fenómeno de El Niño se presenta con un 90% de posibilidades de ser muy fuerte desde el final de 2023 hasta los meses iniciales de 2024. Los efectos económicos se extenderían a 5 años, y las pérdidas mundiales ascenderían a 3,4 billones de dólares (Gerretsen 2023).

El fenómeno de El Niño se da cuando las aguas calientes se presentan de forma agresiva, producto de los cambios en los patrones del viento (Serrano Vicenti et al. 2016, Vincenti 2004), lo cual hace que las lluvias aumenten furtivamente por periodos de entre 8 meses y 2 años. Los efectos a nivel continental son: movimientos de masa –que terminan en deslaves y derrumbes-, erosión hídrica –aumento del riesgo de inundaciones- (Pourrut y Gómez 1998). Glantz (2000) señala que el término El Niño se pudo originar de los pescadores peruanos que catalogaban así a las corrientes cálidas que ocurrían cerca de navidad. A su vez, el fenómeno también se vive en la región interandina –durante su invierno- y no es exclusiva del litoral (Pourrut y Gómez 1998). Además, este problema se puede agudizar por la continua deforestación, la ubicación de los proyectos hidráulicos y por la alta presencia de asentamientos cerca de fuentes de agua (Serrano Vicenti et al. 2016).

 

Los efectos más crudos del Fenómeno de El Niño sobre Ecuador durante el siglo XX pasaron en: 1957-1958, 1972-1973, 1982-1983 y 1998-1999 (MSP y OPS 2001). En el periodo 1982-1983, la prevención fue casi nula, e incluso la identificación de la llegada del fenómeno ocurrió después de los primeros meses. En Ecuador, la temperatura de la costa pasó de 22°C a casi 30°C. Las superficies desérticas se convirtieron en lagunas, y esto incrementó la población de saltamontes, que a su vez atrajeron a anfibios y aves (Vincenti 2004). Este fenómeno duró 14 meses, y dejó como saldo cerca de 2000 víctimas, (Paladines Vélez, Pazmiño Moreira, y Robles 2015) y pérdidas económicas por  650 millones de dólares (MSP y OPS 2001).

El fenómeno de 1997 a 1998 duró 12 meses, y este afectó a más de la mitad de la población ecuatoriana, siendo las provincias más golpeadas: Los Ríos, Manabí, Guayas, El Oro, Azuay y Esmeraldas. A nivel sanitario las condiciones climáticas generaron las condiciones ideales para la proliferación de mosquitos que transmitieron: dengue, malaria, fiebre amarilla (Paladines Vélez, Pazmiño Moreira, y Robles 2015, MSP y OPS 2001). Los impactos también se dieron a nivel de la infraestructura vial, de vivienda, y alcantarillado. El freno a la actividad agropecuaria también causó caídas en las exportaciones que derivaron en un déficit comercial (Jumbo Ordóñez et al. 2020). Los daños totales se estimaron en 2,86 mil millones –ver la Tabla 1 para su desglose- y representaron cerca del 8% del PIB(MSP y OPS 2001).

Entre 1997 y 1998, la temperatura en el mar rozó los 30°C, lo cual causó el aumento e intensificación de precipitaciones en Ecuador y Perú, pero también afectó a California y Chile (Vincenti 2004).  Además, se perdieron recursos pesqueros ya que las especies migran hacia lugares con temperatura más fría, un ejemplo son las sardinas que van al norte de Chile. Esta irrupción de la temperatura cambia por completo la cadena alimenticia de los ecosistemas afectados. Adicionalmente, las temperaturas altas favorecen a la proliferación de plagas, por lo que el uso de plaguicidas aumenta (Vincenti 2004). En la costa ecuatoriana los niveles más bajos fueron los más afectados por la dificultad en el drenaje. Además las excavaciones para el cultivo del camarón hicieron que las inundaciones perduren más (MSP y OPS 2001).

Rosero Villamar (2003), a través de un análisis de series de tiempo señala que, si la precipitación se incrementa en 465 mm, la inflación crecería un 11% en el trimestre subsecuente y la caída del PIB rozaría el 4,3%. Hay que señalar que, en el caso 1982-1983, la precipitación acumulada pasó los 4000 mm (MSP y OPS 2001). Otras estimaciones señalan que Ecuador sería el país que más sufriría a nivel de precios en la región andina con la llegada de un Niño intenso, el fenómeno aportaría 5 puntos porcentuales a la inflación anual (Martín 2016).

Por otro lado, los cultivos que más sufrirían son los de arroz, banano, cacao, café, y caña de azúcar; la afectación al PIB agropecuario para nuestro país llegaría al 41,3% (Martín 2016). En el 2022, del total de superficie perdida, las inundaciones representaron el 19,4% de la superficie perdida de caña de azúcar –para otros usos que no sea azúcar–, el 19% de limón, el 19,8% del tomate de árbol, el 11,8% del cacao y el 69,9% de arroz (INEC 2023).

A manera de cierre

La precipitación extrema en Esmeraldas resalta las consecuencias del cambio climático, la intervención antrópica en la naturaleza y el abandono gubernamental. La tala de bosques y los asentamientos cercanos a las fuentes hídricas hace que las poblaciones sean más vulnerables a los eventos extremos. Este puede ser un preludio de lo que puede pasar con un fenómeno de El Niño intenso, donde las agriculturas familiares se encuentran altamente vulnerables, ya que son las que más participan de los cultivos de cacao y arroz –ambos susceptibles a inundaciones-. Un ejemplo de ello es el citado por la Unión de Organizaciones Campesinas de Esmeraldas, quienes señalan, que más de 560 familias se encuentran en estado de abandono, asilamiento y pérdida de sus cultivos. En este sentido hacemos también el llamado a respaldar las redes de solidaridad con esta población abandonada por el estado[2].

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Notas

[1] La Ley de Gestión de Riesgos estaba lista para su segundo debate, y lleva 15 años sin ser tratada después de la Constitución de 2008.

[2] Los datos de solidaridad con la UOCE se encuentran disponibles en sus redes sociales: https://www.facebook.com/UOCE78. Así también se encuentra la gestión de la emergencia por parte de la organización.


Referencias

Balthasar, Brigitte M. 2023. Words Matter: Stop Using the Phrase ‘Natural Disasters’. Asian Development Blog.

Gerretsen, Isabelle. 2023. «Los altos costos económicos que el fenómeno de El Niño en 2023 y 2024 les traerá a EE.UU. y el mundo.» BBC, 29/05/2023. https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-65741034.

Glantz, M. 2000. Currents of Change: El Niño and La Niña Impacts on Climate and Society. 2nd ed. New York: Cambridge University Press.

INEC. 2023. Tabulados ESPAC 2022. En Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua, editado por Instituto Nacional de Estadística y Censos. Quito.

Jumbo Ordóñez, Diana Paola, John Alexander Campuzano Vásquez, Flor Yelena Vega Jaramillo, y Ángel Eduardo Luna Romero. 2020. «Crisis económicas y Covid-19 en Ecuador: impacto en las exportaciones.»  Revista Universidad y Sociedad 12 (6):103-110.

Martín, Lucía. 2016. ¡Es Niño! Impacto económico en la Región Andina. En Departamento de Países del Grupo Andino: Banco Interamericano de Desarrollo.

Ministerio de Economía y Finanzas. 2023. Ejecución Presupuestaria  – Por Función/Consejo Sectorial/Entidad Pública. Quito: Ministerio de Economía y Finanzas.

MSP, y OPS. 2001. El Fenómeno El Niño en Ecuador. Ministerio de Salud Pública. Organización Panamericana de la Salud.

Paladines Vélez, Geovanny Antonio, Valeria Nathalí Pazmiño Moreira, y César Eduardo Robles. 2015. «Fenómeno del Niño Historia y Perspectivas.»  Revista de la Facultad de Ciencias Médicas Universidad de Cuenca 33 (3):110-115.

Pourrut, Pierre, y Gustavo Gómez. 1998. «El Ecuador al cruce de varias influencias climáticas. Una situación estratégica para el estudio del fenómeno de El Niño.»  Bulletin de l’Institut français d’études andines 27 (3):449-457.

Redacción El Universo. 2023. «Deslizamientos y socavones en zona rural de Esmeraldas por las fuertes lluvias.» El Universo, 21/04/2023. https://www.eluniverso.com/noticias/ecuador/deslizamientos-y-socavones-en-zona-rural-de-esmeraldas-por-las-fuertes-lluvias-nota/.

Redacción Primicias. 2023. «Esmeraldas: Inamhi pronostica nuevas lluvias en la provincia.» Primicias, 06/06/2023. https://www.primicias.ec/noticias/sucesos/esmeraldas-inundaciones-tragedia-perdidas/.

Rohon, César. 2023. César Rohon, nuevo ministro de transporte y obras públicas. En Contacto Directo, editado por Lenín Artieda. Guayaquil: Ecuavisa.

Rosero Villamar, Rosa Iliana. 2003. «Incidencia del Fenómeno El Niño en la Actividad Económica del Ecuador: Un análisis de Series de Tiempo.» Instituto de Ciencias Matemáticas, Escuela Superior Politécnica del Litoral.

Serrano Vicenti, Sheila, Andrés Reisancho Puetate, Mercy J. Borbor-Córdova, y Anna M. Stewaer-Ibarra. 2016. «Análisis de inundaciones costeras por precipitaciones intensas, cambio climático y fenómeno de El Niño. Caso de estudio: Machala.»  La Granja. Revista de Ciencias de la Vida 24 (2):53-77. doi: https://doi.org/http://dx.doi.org/10.17163/lgr.n24.2016.05.

Velasco, Cristopher 2023. Ríos desbordados y Emergencia en Esmeraldas. En Buenas Buenas, editado por Israel Carrasco. Quito: BN Periodismo.

Vincenti, Rita Delfina. 2004. «Las corrientes de Humboldt y “El Niño” sus repercusiones en el ambiente.»  Revista Geográfica (135):95-114.

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David Singaña Tapia

Investigador del OCARU

Ingeniero en Ciencias Económicas, Master en Desarrollo Territorial Rural, realiza sus estudios de doctorado en la Universidad Justus Liebig – Giessen, Alemania.

Integra el grupo HINASES (Human-nature Interactions in Agricultural Socio-Ecological Systems).

Líneas de investigación y publicación: Soberanía Alimentaria, Agricultura Familiar y Acuerdos Comerciales.

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