El racismo es parte de una herencia colonial de explotación y opresión que configuró una sociedad jerárquica e injusta basada en la cruel idea de que hay pueblos inferiores a quienes se despoja y somete; y que existen un conjunto de terratenientes, empresarios y capitalistas que son quienes deben decidir por todxs. Pero nuestra Abya Yala es indígena, negra, montubia; y se levanta sobre las luchas de estos 529 años de genocidio. Es en la larga memoria del movimiento indígena que encontramos esa posibilidad de emancipación y dignidad; en los levantamientos, en la trama comunitaria, en las sublevaciones y cortes de carretera, así como en los gobiernos locales y el sostenimiento de la vida, las semillas, el agua, la tierra.
Si hay algo que hemos aprendido a lo largo de estas décadas, es que ningún proyecto de transformación es posible si no es anti racista, anti colonial y plurinacional. Es el movimiento indígena el que potenció muchas de nuestras luchas, el que nos mostró que era posible la unidad en la diversidad y el que salió a las calles con la firmeza de que «nada era solo para lxs indixs». También fue octubre, y se volvió una luz de esperanza para un pueblo harto de tanto saqueo.
Es en esa historia de lucha por la transformación de la sociedad y la búsqueda de un mundo distinto, plurinacional e intercultural en la que nos reconocemos y es desde ahí donde rechazamos los espectáculos racistas y los discurso de odio de los medios y las élites.
Nuestra solidaridad con el movimiento indígena y con el compañero Leonidas Iza, con todos los pueblos y nacionalidades que hacen de este país, una posibilidad de justicia. Y nuestro rechazo absoluto a las prácticas y discursos racistas de La Posta.