EL COMERCIO
Tiene montañas, páramos, lagunas y paisajes asombrosos, pero la verdadera riqueza de Píntag está en su gente. En esta parroquia del oriente de Quito – la segunda más poblada del Distrito- las personas aún cosechan la tierra y crían animales.
Viven de lo que la tierra les genera y decidieron organizarse para atraer al visitante y ofrecerle una mezcla entre los dos motores que mueven a la comunidad: la agricultura y el turismo. A un poco más de una hora de Quito se puede disfrutar de esta zona montañosa gobernada por el Antisana. Estárodeada de llanos y haciendas.
Las montañas parecen cubiertas de alfombras de colores. La Trinidad Hacienda es un emprendimiento familiar que también une a la comunidad. Tiene paredes de adobe de un metro de ancho y enormes ventanales para que los visitantes disfruten del paisaje.
Paulina Proaño, líder del proyecto, cuenta que uno de los objetivos fue explotar elvalor de la naturaleza, aprovechar la ubicación de la propiedad y ofrecerle al visitante una experiencia vivencial con ese característico calor de hogar. La familia venía pensando en abrir la hacienda al turista desde hace años, pero la pandemia los empujó a concretarlo.
Allí trabaja Paulina, sus hijas, su esposo y sus padres. Los visitantes pueden hacer senderismo, acampar, recorrer la granja, ir a la cascada y participar en el ordeño de las vacas. La leche que se obtenga a las 06:00 se servirá en el desayuno.
El contacto con la naturaleza es intenso y, además, es una de las prioridades. Los turistas pueden dar de comer a los conejos, a las ovejas y a los caballos.
Turismo respetuoso
La leche que allí se consume sale de vacas que caminan libremente por la montaña, se alimentan del pasto y son tratadas con respeto. Cada una de las vacas tiene nombre. Eso –dice Paulina- marca una gran diferencia dentro de la granja.
Cuando esta familia empezó a apuntarle al turismo agroecológico, compartió la iniciativa con la comunidad. Como es una zona donde varias personas se dedican a la agricultura y ganadería, decidieron unir fuerzas para poder ofrecer sus productos y recibir un precio justo por ellos.
En Píntag hay una asociación de 165 ganaderos llamada Agropi. Están entregando leche a dos grandes empresas nacionales. Son ganaderos pequeños y medianos, pero al juntarse son más fuertes. Toda la producción es llevada a un centro de acopio. Antes, cuando no estaban asociados, lograban vender el litro de leche a 32 centavos; ahora reciben 53.
La unión hace la fuerza
Mercy Lara, administradora zonal del valle de Los Chillos, cuenta que el proyecto empezó en agosto, luego de ver el potencial turístico de la zona. La asociatividad no solo se limita al tema de la leche, sino a los agricultores.
Hay 56 productores orgánicos que son capacitados por Conquito. Producen papas, zanahoria, remolacha, acelga, col, pimiento, babaco, naranjilla, yuca, guineo y más. En las seis parroquias de Los Chillos, hay 465 huertos. El objetivo es que las personas de la ciudad se sientan atraídas por esta práctica y prefieran ir al valle a conocer la producción y a comprar, en lugar de adquirir a multinacionales.
Los productores tienen convenios con los restaurantes para que los alimentossean preparados de manera sana. Incluso a los animales se la cría diferente como parte del proyecto Pecuario. Martha Molina, jefa de desarrollo económico de la administración, cuenta que están trabajando con personas que se dedican a la crianza de animales menores o de consumo como pollos, cuyes, etc.
Fuente: https://www.elcomercio.com/tendencias/turismo/parroquia-pintag-apuesta-turismo-agroecologico.html