El Comercio
Los 240 habitantes de la parroquia Angochagua, en el suroriente de Ibarra, en Imbabura, recibieron la segunda dosis de la vacuna contra el covid-19.
Sus vecinos de la comunidad de Cochas también están inmunizados con el esquema completo. Un día antes se enteraron que se habilitaría un punto de vacunación en la contigua comuna de Zuleta. Todos se vacunaron el jueves último.
A través de un altoparlante, tanto adultos mayores como jóvenes escucharon la información sobre el proceso
en Zuleta en dos idiomas: kichwa y español.
Según Viviana Tréboles, líder de la Unidad de Salud de la parroquia, una tarea similar se hizo en las otras cinco comunidades de esta localidad rural, que no cuentan con señal de telefonía celular. En esta parroquia viven 4 000 personas.
Con el apoyo de la Junta Parroquial y de las seis comunas, además, se registró a quienes deseaban recibir las dosis.
Rosa Colimba, presidenta de la Junta Parroquial, cuenta que para la apertura del punto de vacunación se hizo una minga entre instituciones y cabildos.
Incluso, nueve promotoras del área social de la parroquia realizaron visitas domiciliarias para despejar las dudas que tenían los campesinos mayores sobre la vacuna.
Según Paúl Pérez, coordinador de Salud Zona 1, en cada uno de los seis cantones de Imbabura los centros de salud han coordinado con las juntas parroquiales para llegar al mayor número de beneficiarios.
En San Blas, en el cantón Urcuquí, 2 800 personas fueron inoculadas con la primera dosis. Jaime Calderón, presidente de esta parroquia, cuenta que ubicaron brigadas en tres de las seis comunidades de esta localidad, para que la gente acudiera al sitio más cercano.
Seis funcionarios y dos vehículos de la Junta Parroquial brindan apoyo al plan de vacunación. En esta localidad, desde el 10 de agosto pasado se suministra la segunda dosis.
Durante este fin de semana, en cambio, en la parroquia González Suárez, en Otavalo, se desarrolla la segunda jornada de vacunación masiva.
La meta es atender a los 670 vecinos que recibieron la primera dosis el 24 y 25 de julio pasados. Para ello, la Junta Parroquial gestionó la dotación de Internet con una empresa privada, para que los funcionarios de Salud pudieran procesar los datos en el sistema.
Asimismo, trasladaron las computadoras del Infocentro al coliseo, en donde se ubicó el punto de inmunización. Para esta jornada se enrolaron nueve voluntarios y personal del Seguro Social Campesino.
En esta localidad cohabitan mestizos, kichwas kayambis y otavalos. Maritza Tocagón, titular de la Junta Parroquial, cuenta que pese a la campaña de difusión que han realizado en este poblado hay personas que no quieren vacunarse.
“En algunos casos son adultos mayores que comentan que prefieren cuidarse con plantas medicinales”, asegura.
César Farinango, vecino de la zona, iba a recibir la segunda dosis de Sinovac, pero su esposa Luz María Tituaña, de 65 años, no quiere inmunizarse.
Hay otros vecinos que han ido al punto de vacunación fijo en la parroquia de San Pablo.
González Suárez es una de las 13 parroquias rurales del Distrito de Salud Antonio Ante-Otavalo. Para acelerar la vacunación, cuentan además con 20 brigadas móviles para cubrir todos los sectores.
Para Gabriela Mena, directora distrital de Salud, en estos dos cantones la población inoculada con las primeras dosis alcanza el 90% y con la segunda, el 54%.
En el cantón Otavalo también se contó con el apoyo del sector privado. En la empresa Unacem, por ejemplo, se instaló temporalmente un punto de vacunación empresarial.
Diego Moreno, gerente de Planta de Unacem, explica que no solo se inmunizó a empleados, contratistas y proveedores, sino también a habitantes de las parroquias Quichinche y Selva Alegre, en Otavalo y Vacas Galindo, en Cotacachi, que están dentro del área de influencia de la industria.
La meta era cubrir a 3 500 beneficiarios. La primera dosis se aplicó a 1 812 personas, porque otras fueron atendidas por brigadas móviles. El jueves y el viernes últimos se desarrolló la fase de la segunda dosis.
Para el funcionamiento de este vacunatorio, la empresa aportó con personal, logística e insumos médicos. Los comuneros fueron trasladados en buses contratados por la empresa, desde sus hogares en el campo hasta la planta cementera en el sector de Perugachi.
Rosa Isabel Pinsag, de 54 años, oriunda de Urcusiqui, en Quichinche, viajó durante una hora para recibir la segunda dosis. Esta mujer se dedica al cultivo de mellocos, habas y papas. A pesar de la pandemia de covid-19 salía a Otavalo a vender la cosecha. Ahora se siente más confiada.
En los cantones de Antonio Ante y Otavalo se registra un descenso de casos. Sin embargo, se pide a la población que no se relaje y se proteja.
Fuente:Vacunación en el sector rural se hace en minga – El Comercio