La Hora
Antropólogos aseguran que la intervención en la selva cambia modelos de vida.
La riqueza arqueológica y cultural que se encuentra en el Oriente ecuatoriano está bajo análisis a raíz de la intención de explotar los campos petroleros que se encuentran en los Bloques 31 y 43 (ITT).
Francisco Valdez, antropólogo y arqueólogo, señala que los pueblos ancestrales que habitan la Amazonía ecuatoriana tienen diferentes tipos de arquitectura que responden a su modo de vida, cultura, organización social y sobre todo al territorio en que habitan. «Los huaoranis viven en casa hechas con ramas y palos, los shuaras en grandes casas ovaladas llamadas malocas y que ya tienen cierta estructuración», dice el especialista.
Añade que los huaoranis son cazadores-recolectores, tienen una determinada agricultura y se movilizan con frecuencia.
Análisis antropológico
De los estudios realizados en la zona amazónica, se desprende que siempre existe un centro administrativo (pueblos constituidos como tales) donde se concentran las labores administrativas, ceremoniales de la comunidad pero que alrededor hay grupos humanos dispersos que tienen su propia forma de convivencia.
En el proceso de occidentalización, la mayoría de comunidades se han integrado a la globalización y un grupo reducido ha preferido mantenerse alejado de la «civilización». «Es la situación del pueblo huaorani que ha optado por mantener ese tipo de vida tradicional, desnudos, utilizando cerbatanas. Sus dirigentes son las personas más visibles, los que están metidos en la globalización, pero no son todos», dice Valdez. En esta medida, mientras más se inmiscuyan en el mundo mestizo, más se corre el peligro de que pierdan su identidad, asegura.
La diversidad en riesgo
Para Michael Heckenberger, antropólogo estadounidense, en la región amazónica en general hay una gran diversidad cultural que está en un dilema constante por el avance del progreso occidental, sobre todo por la imposición de modelos de vida. «Se debería aprovechar y valorar la experiencia que ellos tienen y que les ha permitido vivir por miles de años en comunidad con la naturaleza», dice el especialista.
Añade que la «actividad extractivista está acabando con los modos de vida indígena ya que lo que se hace es indemnizar a la gente a cambio de ocupar su área, pero eso no es solución ya que una vez que se agotan los recursos la gente se encuentra con un entorno que ha sido destruido».
Pero, reconoce que no se puede detener el crecimiento económico de los Estados, por lo que recomienda un diálogo entre las partes para llegar a un acuerdo respetando los modos de vida, la naturaleza.
Valdez también considera que de una u otra manera las actividades «occidentales» en la selva amazónica terminan por reducir la identidad cultural de los pueblos autóctonos. Y pone como ejemplo las actividades en el Yasuní. «Eso llevará una transformación de sus costumbres. La gente que antes era cazador, recolector, de pronto tiene la posibilidad de convertirse en jornalero y de recibir dinero en efectivo, que ya le da otros valores», asegura Valdez.