La Hora
«El ITT es el último pedacito del Yasuní que está intacto».
David Romo,
Director Estación Científica de Biodiversidad USFQ.
Las investigaciones científicas que se han realizado hasta ahora en el Yasuní, específicamente en la zona de los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT), son pocas en relación a las que se podría hacer en el futuro, aseveran científicos consultados por La Hora.
Su preocupación es que para cuando el país tenga una capacidad real para desarrollar una investigación (algo que depende, entre otros aspectos, de la creación de las universidades Ikiam y Yachay), el área de bosque haya disminuido, provocando la desaparición de especies, especialmente de hongos, moléculas, bacterias e insectos únicos que hay en esa zona.
«¿Cuál es la desesperación y la urgencia de explotar el petróleo?» preguntó David Romo, director de la Estación de Biodiversidad Tiputini de la Universidad San Francisco de Quito, quien explica que en sólo una hectárea del Yasuní existen especies de insectos, bacterias y hongos que son únicos y no se encuentran en la siguiente hectárea. «Desaparecerán por siempre y ni siquiera sabremos que existieron. Una hectárea ya es un problema. 200 hectáreas son más problemas», añadió al cuestionar la decisión del presidente de la República, Rafael Correa, de dar por terminada la iniciativa Yasuní ITT, que pretendía dejar bajo tierra el crudo. Mientras, ahora se planifica explotar los tres campos con equipos tecnológicos que supuestamente no provocarían daños a los ecosistemas del lugar.
Tesoros escondidos
Pablo Jarrín, profesor de la Carrera de Biotecnología de la Universidad Internacional SEK, comentó que con la investigación científica se podrían encontrar organismos que podrían ser modificados para el beneficio de las personas y del país, inclusive para industrializarlos y generar recursos. Esto lo han comprobado estudiantes de Biología Molecular y Bioquímica de la Universidad de Yale de EE.UU., quienes en 2008 comenzaron a analizar hongos y bacterias que extrajeron de la Amazonía. Así, descubrieron que un hongo (Pestalotiopsis microspora), que fue hallado en el Yasuní, es capaz de degradar poliuretano (un tipo de plástico), sin la presencia de oxígeno.
Otros estudios científicos han determinado que en ese hongo existe una enzima, denominada taxol, que en la medicina tradicional es utilizada para tratar a pacientes que viven con cáncer. «En Brasil se han hecho investigaciones en áreas de cosméticos, transgénicos y otras moléculas», indicó Jarrín, haciendo referencia a las investigaciones que se podrían realizar en el ITT. «Qué pasa con las moléculas, los microorganismos. Ahí definitivamente hay una riqueza inexplorada, que puede servir para la industria», añadió.
Investigación
Tras admitir que actualmente no hay mucha gente que tenga la experticia para desarrollar investigaciones en esa área, Jarrín reconoció que «todo el proceso es costoso y lento», pero aclaró que con la explotación del ITT «el área quedaría disminuida», por eso, para este estudioso es importante saber, «¿cuánto del Yasuní se va a destruir?».
«Necesitamos que los procesos biológicos estén perfectos (para cuando se dé la investigación)», acotó Romo, quien recordó que mientras el petróleo proporciona recursos limitados, los descubrimientos, llevados a la industria, generarían muchos más ingresos. Dijo que el Yasuní es como una biblioteca, de la que apenas se conoce el 10% de los libros. Acotó que con la explotación se corre el riesgo de que esta fuente de conocimiento se pierda.