La Hora
A la medianoche de ayer venció la aplicación de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (Atpdea) que por más de 20 años permitió que productos ecuatorianos ingresaran al mercado de EE.UU. sin pagar arancel.
Patricio Donoso, asambleísta por CREO y expresidente de la Cámara de Agricultura de la Primera Zona y del Comité Empresarial Ecuatoriano, rememoró ayer que ese mecanismo permitió generar plazas de empleo y de posicionar una oferta exportable de productos nuevos como las flores y el brócoli. «La vigencia del Atpdea generó mucho desarrollo económico para el Ecuador», añadió.
Para Cristian Espinosa, director de la Cámara de Comercio Ecuatoriana Americana, la importancia fundamental fue permitir el desarrollo de productos no tradicionales que fomentaron nuevas áreas que lograron un valor agregado en este proceso. Destaca que en estos años el Atpdea permitió consolidar sectores como la agroindustria, que antes tenía un menor desarrollo.
El proceso
Éste era un beneficio económico unilateral que, en principio, EE.UU. otorgó a cuatro países de la región por su lucha contra el tráfico de drogas: Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador. Sin embargo, al poco tiempo Bolivia salió de los países beneficiarios y luego Colombia y Perú firmaron tratados comerciales bilaterales con EE.UU., con lo que nuestro país se quedó como único receptor de ese tratamiento comercial.
Para asambleístas oficialistas y para el propio Gobierno, el Atpdea terminó por convertirse «en un chantaje», por lo que decidió renunciar de manera unilateral a ese beneficio, aunque ya se daba por descontado que no se renovaría.
Para Soledad Buendía (PAIS) la decisión del Gobierno fue «digna» y no considera que tenga efectos económicos negativos para los exportadores, sobre todo luego de que se aprobó la Ley Orgánica de Incentivos para el Sector Productivo.
Pero para Espinosa, ningún incentivo reemplaza a las ventajas arancelarias, «ya que para negociar el acceso al mercado estadounidense en términos de competitividad, el exportador tendría que bajar de precio su producto, algo que no se ajusta a la lógica comercial».
En cambio, Donoso calificó a la ley «como un paliativo mediocre que no reemplaza a los acuerdos comerciales necesarios con los dos principales mercados del planeta: Europa y EE.UU.».
Por su parte, Francisco Rivadeneira, ministro de Comercio Exterior, considera que aún se pude trabajar con las autoridades de EE.UU. para que el brócoli, las alcachofas y las flores entren al Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) para que ingresen sin pagar aranceles.