El Comercio
La apicultura es una fuente de ingresos extra para las 360 familias de pequeños agricultores de Loja. En la parroquia lojana El Cisne, a 74 kilómetros de la capital provincial, 20 familias se dedican al manejo de las colmenas y a la cosecha de miel.
Estos hogares están agrupados en dos organizaciones. La apicultura todavía es una actividad alternativa para estos cisneños, porque lo que producen todavía no es un negocio rentable. Por eso solo dedican alrededor de dos horas diarias a cuidar las cajas donde están los panales.
A nueve kilómetros de El Cisne, por la vía que conduce a Ambocas (El Oro), Franco Ullaguari y otros cinco miembros de la organización El Colmenar (integrada por nueve familias) revisan las ocho cajas de colmenas.
Lo hacen dos veces por semana debido a lo distantes que están sus viviendas. Para evitar las picaduras de las abejas, se protegen con trajes de tela, que les donó la empresa pública de Desarrollo Productivo del Sur (Deprosur). No cubren sus manos con guantes para evitar daños a las abejas cuando manipulan los panales para extraer la miel. Este grupo tiene otras 40 cajas en diversos puntos de la población.
La actividad de la apicultura la efectúan de 05:00 a 07:00. Pero la mayor parte de su tiempo la dedican a trabajar como albañiles, agricultores o comerciantes. Ellos, hace dos años, recibieron asesoramiento de técnicos de Deprosur del Consejo Provincial.
El trabajo A partir de aquella capacitación, la organización El Colmenar hizo tres cosechas en el 2012 y dos en lo que va de este año. Extrajeron alrededor de 360 litros de miel. Esa producción se destina para el consumo propio, venta local y centros de abasto de Loja. Ullaguari mantiene la esperanza de convertirse en un microempresario con base en la producción de miel de abeja. Este objetivo también lo comparte Julio Córdova, quien instaló dos colmenas que ya están en pleno proceso de producción. Él está consciente de que esta actividad además le permite aportar al cuidado del medioambiente. Para aprendió a que debe proteger la vegetación, especialmente las plantas que tienen flores llamativas como la coral de flor amarilla parecido al girasol.
Las cajas de los panales están en zonas boscosas, a unos nueve kilómetros de las viviendas. Esto para evitar un posible ataque de las abejas a las personas y animales domésticos. Córdova sabe que cuando la vegetación es nativa, las abejas producen miel de mayor calidad. En 1998, Ullaguari se interesó por esta actividad cuando vio cómo un quiteño producía miel y la comercializaba. Regresó a la parroquia El Cisne con la idea de criar abejas. Inicialmente lo hizo de forma empírica. Sin embargo, no tuvo los resultados deseados.
En el 2009 se agrupó con siete familiares y logró encaminar el proyecto. Pero necesitaban de asesoramiento técnico. Según Ullaguari, pagaron USD 360 por cuatro visitas de un técnico particular, sin resultados. Tres años después, Deprosur integró a las familias de El Cisne a la segunda fase del Proyecto Fomento Agroecológico y Apícola, que desarrolla en 12 de los 16 cantones de Loja. Así lo destaca Fidel Castro, técnico de la empresa pública. En ese año recibieron trajes, laminadora de cera, extractor de miel y frascos para almacenar. Ahora trabajan 360 familias, distribuidas en 18 organizaciones en la provincia. Según el gerente de Deprosur, Jean Ojeda, el objetivo es que estos campesinos se conviertan en microemprendedores. Buscan mercados En esta segunda fase se buscan mercados en el país para la venta de la miel y sus derivados. La empresa trabaja con pequeños productores.
En esta fase, que se inició en el 2012, el proyecto está financiado por los campesinos de las juntas parroquiales, Fundación EcuaSuiza y el Consejo Provincial. El monto de inversión es de USD 256 956. La tarea principal es reforestar los bosques con árboles frutales como chirimoya, naranja agria, reina claudia y otros. Los técnicos en apicultura aseguran que estos árboles dan las flores que más atraen abejas. Para este propósito, el Municipio de Loja donó 120 plantas frutales en el 2012.
Además Deprosur asesora a las organizaciones para que se constituyan legalmente, de acuerdo con lo establecido por el Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria. Un requisito básico es que se conviertan en microempresas. Aulis Rojas, técnico apícola de Deprosur, asiste a cada familia miembro del proyecto. Con las juntas parroquiales coordina la capacitación y asistencia sobre el manejo de las colmenas. Estas se encuentran compuestas por abejas silvestres, que fueron capturadas por los campesinos.
Además, Rojas les enseña que a las abejas también se puede alimentarlas con un jarabe hecho con azúcar y esencias de plantas aromáticas. El técnico siempre está pendiente de que las organizaciones no decaigan. En esa tarea también apoyan las juntas parroquiales. Por ejemplo, la Junta de Bolaspamba, del cantón Zapotillo, envió muestras de miel a los laboratorios de la Universidad Técnica Particular de Loja. Allí se determina la pureza y calidad.
Según Ojeda, los técnicos de Deprosur asesorarán a las organizaciones hasta que estas se fortalezcan y que el producto gane mercado. Luego dependerá del interés que cada familia ponga. Ullaguari quiere seguir. Pero necesita apoyo para comprar maquinaria que permita un envasado de calidad. Asegura que el agricultor necesita más fuentes de ingresos. Trajes protectores Para manipular los panales se requiere trajes protectores.Debe cubrirse el rostro con una malla para visualizar el trabajo. Se recomienda no tener miedo porque de lo contrario el insecto se torna agresivo.