Expreso
El producto, aunque ya comenzó a venderse en un vivero del sector de la vía Pascuales-La Aurora, aún no tiene marca. Pero a Katty Pérez, de 33 años, una de las siete emprendedoras que impulsan el negocio, se le ocurre un nombre: «Hortalizas La Unión».
El trabajo en equipo, dice, marca la vida comunal en las manzanas 1102 y 1103 del bloque 8 de Bastión Popular. El proyecto de venta de «Hortalizas en Bandejas Biodegradables» es un emprendimiento barrial que nació en ese sector marginal y que pretende llegar a un grupo de más de 10 mil familias de clase media y alta en el Guayaquil metropolitano.
La idea es propiciar la siembra urbana de verduras, brindando la posibilidad de cosechar alimentos orgánicos. Las emprendedoras de Bastión facilitan el trabajo con la puesta en venta de brotes de 14 tipos diferentes de hortalizas (berenjena, rábano, pimiento, nabo, espinaca, brócoli, lechuga…), que son ofrecidas en dos dólares para que los compradores concluyan el proceso en casa.
La cosecha del producto es 100% libre de químicos, ya que su cuidado está bajo la supervisión del propio consumidor, explica Gisela Prieto, de la consultora Forcordi, que planteó el programa a la unidad ejecutora municipal Zumar y que realiza el acompañamiento.
Aunque las siete amas de casa iniciaron hace seis meses la capacitación, desde hace tres comenzaron con la producción, fue el fin de semana pasado cuando presentaron formalmente el programa.
El proyecto, que hace parte del plan Más Oportunidad de la Dirección de Acción Social y Educación del Municipio de Guayaquil, contempla que las siete amas de casa completen el proceso de germinación de las semillas de hortalizas. Las socias ofrecerán luego las plantas en pequeñas macetas de material biodegradable.
Cuando la planta mida entre 15 a 20 centímetros el comprador deberá colocarla en una maceta de mayor tamaño o directamente en la tierra del jardín, explica Leonor López, otra de las amas de casa que participan en la microempresa. «Al ser una maceta biodegradable no es necesario volver a trasplantar, simplemente se cubre el envase con tierra, pues este recipiente con el tiempo se descompone».
«Mucha gente que dice que no siembra porque tiene ‘mano mala’, con esto no van a tener ese problema», indica Graciela Trellez, directora de la Unidad Ejecutora Zumar, que impulsa programas productivos a nivel barrial. «Además hay plantas como el perejil o el cilantro a las que se les puede arrancar unas ramas para cocinar y estas luego vuelven a crecer».
Pasa lo mismo con el tomillo, la albahaca o el cebollín (cebolla blanca), que fue el más vendido en una reciente feria municipal. «El tomate es otro de los que tiene gran acogida, indica Mariela León, otra emprendedora. «Esta es una forma de ser productivas sin salir de casa», agrega la mujer.
Según el Plan de Negocios se prevén flujos anuales de ganancia de $ 3.766 el primer año a $ 26.234 en el quinto. Por lo pronto la empresa Diagtex, que cuenta con el Vivero Exótica Gardens en el kilómetro 14 de la vía Pascuales-La Aurora, comercializa las hortalizas orgánicas. «Tenemos proyectados en un año ubicarlos en supermercados y estaciones de servicio», informó Prieto, de Forcordi. «Es una etapa compleja, demanda un gran esfuerzo logístico, pero este crecimiento es recomendable».
A Katty Pérez, quien siempre gustó de sembrar rosas, sus vecinas le alaban ahora la «buena mano» y lo «lindas» de sus hortalizas. «Yo siempre he dicho que para sembrar hay que poner dedicación, pero sobre todo amor. Ese es el secreto».