Expreso
Luego del anuncio del secretario de Comunicación del Gobierno, Fernando Alvarado, de que Ecuador renuncia a las preferencias arancelarias (Atpdea, por sus siglas en inglés), que entrega Estados Unidos a Ecuador los empresarios tienen clara la situación: habrá un perjuicio para las empresas exportadoras.
La postura del Gobierno no es vista por ellos como una medida comercial, sino como una estrategia política. Basan su afirmación en varios puntos. Uno de ellos es que la declaración leída por Alvarado no suspende la Atpdea. Las preferencias seguirán en vigencia hasta el 31 de julio, fecha en la que EE.UU. dará por terminadas las rebajas arancelarias de las que gozan productos nacionales. La extensión era poco probable.
Para Blasco Peñaherrera, presidente de la Federación Nacional de Cámaras de Comercio, las declaraciones no tienen un sustento técnico y «sirven para distraer a la opinión pública de temas como la Ley de Comunicación». El riesgo es, señaló, que esta postura puede traer consecuencias más fuertes. Una de ellas sería perder el Sistema General de Preferencias (SGP), dentro de cuyo paraguas está el banano, camarón, cacao. El Gobierno ha minimizado los efectos de perder la Atpdea señalando que produce un ahorro de solo $ 23 millones. El SGP, por otro lado, genera una reducción de aranceles por cerca de $ 100 millones.
Al monto debe sumarse la pérdida de empleo. Según cifras recopiladas por la Cámara de Comercio de Quito, la Atpdea genera más de 100.000 empleos directos e indirectos. El SGP abarca a un número similar de trabajadores.
Para la Federación de Exportadores del Ecuador (Fedexpor), la «renuncia» también preocupa porque supone un retroceso en las relaciones público-privadas para impulsar el comercio en Estados Unidos. La embajadora Nathalie Cely y otras autoridades propusieron comitivas con representantes de los dos sectores para negociar en Estados Unidos.
Para evitar esos inconvenientes, Felipe Ribadeneira, presidente ejecutivo de Fedexpor, pidió que los gobiernos usen la vía diplomática para solucionar los impasses políticos. El aspecto comercial es ajeno a esas discusiones, dijo.
Sin embargo, «en términos generales, no tener la Atpdea era una muerte anunciada», refirió Eduardo Peña, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil.
El representante gremial enfatizó que aunque se abran otros lugares donde se puedan vender los productos ecuatorianos, no se debe perder un mercado que se lo ha «ganado con sudor, lágrimas y sangre».
¿Qué lección nos deja? Ribadeneira indicó que es importante tener un acuerdo comercial. «De tenerlo hubiéramos estado blindados contra este tipo de inconvenientes». Por eso anima a que el Gobierno trabaje uno, con la Unión Europea y otros mercados.
Los entrevistados aspiran a que el Estado dé a conocer, de forma urgente, los mecanismos de compensación previstos para amortiguar los eventuales impactos negativos ocasionados por la pérdida de competitividad de las exportaciones ecuatorianas en ese mercado.
Peña señaló que los agroindustriales de la Sierra central serán los más afectados, porque de allí son productos como las rosas, que hasta abril de este año se han exportado a Estados Unidos $ 58’564.600, según el Banco Central del Ecuador.
La esperanza ahora está en la compensación, pero Roberto Aspiazu, director del Comité Empresarial Ecuatoriano, espera que el acceso a los bonos tributarios sea ágil y sin burocracia.
Javier Montenegro – montenegroj@granasa.com.ec / Adriana Noboa – noboaa@granasa.com.ec / Lina Zambrano – zambranol@granasa.com.ec