La Hora
Hoy se tiene previsto que una comitiva, integrada por funcionarios del Ministerio de Ambiente, de Petroecuador, de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgo y por el técnico Elmer Americ, de la empresa Oil Spill Response, realice un sobrevuelo desde El Coca hasta la frontera con Perú, para observar la contaminación provocada por el derrame de crudo, producto de la rotura del Sistema del Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), el 31 de mayo.
El objetivo es verificar si la contaminación puede llegar a ríos del lado peruano y alcanzar a territorio brasileño.
Aunque las tareas de remediación se iniciaron horas después del incidente, los daños a la naturaleza permanecen, según reconoció ayer la gobernadora de Orellana, Rosario Cortés. «El impacto ambiental se nota en el río Coca, en la toma de agua de una de las zonas. Son evidentes algunas ramas y vegetación que están contaminadas y que están siendo recortadas», manifestó la funcionaria en diálogo telefónico con La Hora.
Por su parte, Alexandra Almeida, miembro de Acción Ecológica, dijo que por el sector donde se produjo la rotura confluyen muchas tomas de agua que van a dar al río Coca, que a su vez se conecta con el Napo, que cruza territorio peruano hasta desembocar en el Río Amazonas, en Brasil.
Contexto
Aunque Almeida reconoce la labor inmediata de Petroecuador, manifiesta que es imposible que se cumpla una reparación integral como manda la Constitución. Añade que la zona se caracteriza por un ecosistema frágil y no se pueden recuperar especies vivas que se acabaron. «Por más que la empresa tenga tecnología de punta, hay sustancias que quedan en el fondo de los ríos, hay metales, como el vanadio, que pueden perdurar por 10 años y los peces resultan contaminados», manifestó la ambientalista.
La Gobernadora de Orellana manifestó que tras dialogar con los técnicos encargados de la remediación, limpiar los 400 metros de extensión afectados por el crudo llevaría de 3 a 6 meses. Los ríos más afectados son el Coca y el Napo, desde el tramo desde Puerto Francisco de Orellana hasta Nuevo Rocafuerte, en el cantón Aguarico. «En el río Coca, que queda a un lado de nuestro poblado, de donde llevábamos el agua para potabilizarla, tenemos una mancha un poco oscura, como haber pintado una gran parte de la orilla y algunas plantas impactadas por el petróleo», aseguró.
Más barriles derramados
Cuando se produjo el incidente, se habló de 10 mil barriles de crudo. Luego, la cifra se estableció en 11.480 barriles. Fuentes de Petroecuador aseguraron, extraoficialmente, que es difícil dar cifras definitivas, ya que al inicio se realizan estimaciones, pero las cifras sufren cambios porque puede haber volúmenes que se quedan en el ducto.
Almeida concuerda en que jamás se puede conocer la cifra exacta, ya que parte de ese volumen se queda en las propias orillas e influye el tiempo transcurrido entre la hora en que se rompe el oleoducto y la hora en cerrar las válvulas.
René Ortiz, exministro de Energía, considera que estos accidentes se producen por negligencia y falta de mantenimiento del ducto. «No hay cambio de partes y piezas que tienen un tiempo límite de uso», aseguró. Añadió que, si bien el daño fue por deslizamientos de tierra y rocas, se debió trabajar en las zonas colindantes a la tubería para evitar estas situaciones.
° Según un boletín de Petroecuador, Elmer Americ, asesor técnico de la empresa Oil Spill Response, contratada por la estatal petrolera para la remediación, manifestó que el sector con más afectación es la zona sur del río Coca, en Orellana.
«He realizado una visualización aérea, en lancha por el río y por tierra. Hasta el momento no he podido verificar ninguna zona donde exista crudo flotando en el agua o contenido, todo el hidrocarburo está alojado en las orillas del río y en la vegetación», indicó el técnico, según el comunicado.