Expreso
Guido Arteaga esperaba con ansias el mes de junio.
Este año, en la época de corte de caña de azúcar, sacará provecho a las 150 hectáreas que el año pasado adquirió para seguir creciendo en el negocio que lo conquistó hace 15 años.
Desde hoy empieza su cuenta regresiva. Aspira a cosechar hasta 130 toneladas de caña por hectárea para venderlas al ingenio azucarero Valdez y así recuperar parte de los $ 1’100.000 que invirtió en la compra del terreno que agrandó su hacienda llamada Rosaura, ahora de 540 hectáreas.
El invierno del 2013, dice, fue benéfico para él y para todos los agricultores que trabajan en el cantón Milagro (Guayas), una de las mayores zonas azucareras del país que este año aportará en el nuevo récord de producción nacional.
Según los cálculos de la Federación Nacional de Azucareros (Fenazucar), en Ecuador, de junio a diciembre se molerán unas 570.000 toneladas de caña, que representan 11’400.000 sacos de 50 kilos de azúcar, 600.000 más que el año pasado.
Arteaga recorre sus cultivos tirando cifras mentalmente, sobre los niveles de productividad que este año alcanzará. Se lo ve entusiasmado. Cuenta que atrás quedaron los 30 años de altibajos que vivió como camaronero. La mancha blanca que atacó el crustáceo «me animó a sembrar caña… Empecé cultivando 23 hectáreas. Una vez que probé el negocio vi que era realmente rentable», expresó el cañicultor de 58 años.
La inversión privada ha sido un motor fundamental para el desarrollo del sector. Según Miguel Pérez, presidente de Fenazucar, «atrás de la actividad hay un gran esfuerzo de pequeños y medianos cañicultores que han mejorado sus prácticas agrícolas con el apoyo del Centro de Investigación de la Caña de Azúcar (Cincae), que es una entidad de desarrollo que se mantiene con el financiamiento de los ingenios».
En el país existían seis empresas moledoras de caña (Valdez, San Carlos, Ecudos, Ingenio Azucarero del Norte (Iancem), Monterrey e Isabel María); pero desde este año, incursionarán en el mercado dos firmas más: Miguel Ángel (de El Triunfo) y San Juan (Villamil Playas).
Ambas industrias, señala Pérez, aportarán significativamente «en la autosuficiencia de la producción de azúcar, evitando que existan importaciones que afectan a la balanza comercial».
Las dos fábricas iniciarán sus operaciones la primera semana de julio, inyectando en el mercado cerca de 500.000 y 160.000 sacos de azúcar, respectivamente.
Las expectativas son conservadoras si se las compara con las proyecciones que mantiene Valdez, el ingenio más antiguo del país (129 años), que hoy inicia oficialmente su zafra con la aspiración de procesar unos 3,5 millones de sacos, 200.000 más que el año pasado.
Astolfo Pincay, presidente de la empresa Sonino S. A., a cargo del ingenio Miguel Ángel, menciona que el trabajo se realizará sobre cultivos que pertenecen en un 90% a cañicultores que son accionistas de la compañía. La meta, dice, es ir mejorando los niveles de producción año a año. Para lograrlo, «en la presente temporada de verano ya estamos trabajando en la ampliación de cultivos y en la renovación», explicó Pincay.
El fortalecimiento de la actividad motiva a los actores del sector. Ricardo Rivadeneira, presidente ejecutivo de Valdez, menciona que el crecimiento del número de fábricas no significa que habrá sobreproducción en el mercado, sino que se está generando el edulcorante a la par de su demanda. El consumo de sacarosa, según Fenazucar, aumenta un 2,5%, de acuerdo con el incremento de la población del país.
Rivadeneira además apunta que el trabajo de los ingenios no solo está encaminado a procesar azúcar sino materia prima para producir biocombustible como el etanol. Una nueva alternativa de crecimiento para el sector que beneficiará a más de 6.000 familias que viven de la actividad.
Actualmente, Ecuador posee una industria robustecida, sobre la base de la investigación de nuevas variedades de cultivos de caña, como la ECU01, que han mejorado los niveles de productividad. Hace una década, por ejemplo, en los cultivos de Valdez se generaban 70 toneladas por hectárea; hoy en promedio se llega a las 94 o más (en siembras de 12 meses).
«Ecuador, con respecto a productividad, mantiene niveles iguales o mejores que los registrados en Brasil, que es el mayor productor de azúcar», indicó Rivadeneira.
Pero Arteaga afirma que a eso debe añadirse la creatividad que agricultores, como él, emplean para hacer germinar de mejor forma los cultivos. Sus 15 años de experiencia en el sector le han permitido implementar varias técnicas que han mejorado su nivel de productividad, como la remoción de tierra y otros tipos de cortes de caña, que no aplican campesinos de haciendas aledañas.
Tras iniciada la zafra, la expectativa de Arteaga será otra. Ahora se afanará por conocer cómo estuvieron los niveles de producción en su finca frente a los resultados que obtuvieron sus competidores.