El Universo
La lluvia que la madrugada de ayer cayó sobre las provincias amazónicas de Orellana y Sucumbíos alivió y resultó un paliativo en esta jurisdicción ante la crisis de agua que viven los habitantes de la ciudad de Coca y otros poblados.
Estas jurisdicciones desde el pasado sábado sufren por la falta de agua potable debido a la contaminación de los ríos Coca y Napo, de los cuales se capta el líquido, a causa del derrame de crudo por la rotura del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) por un deslave, el cual ayer fue reparado, reportó Petroecuador.
En Coca, miles familias afectadas por la suspensión del sistema de bombeo de agua potable se quejaron porque no reciben el agua de los tanqueros ni bidones que ofrecieron las autoridades.
El Comité de Operaciones Emergentes (COE) provincial se reunió al mediodía de ayer para evaluar la situación en Orellana. La alcaldesa Anitha Rivas dijo que Petroecuador no cumple con la oferta de abastecer de agua a esta capital provincial.
Expresó que 51 tanqueros trabajan en el abastecimiento de agua a los barrios. «No alcanzan a entregar un tanquero por barrio, que sería lo óptimo para enfrentar el problema». Lo necesario, agregó, es que la distribución sea de 120 o 150 carros repartidores.
Los cuerpos de Bomberos de otros cantones y provincias, entre estas la vecina Sucumbíos, y la Alcaldía de Lago Agrio envían tanqueros para apoyar en la dotación de agua a la ciudad de Coca, sin embargo, el suministro aún no es suficiente.
«Nosotros estamos como dos días sin agua. Ayer nos trajeron un tanque con agua, pero tenía olor a diésel, no sirvió de nada», dijo un habitante del barrio 30 de Abril.
El viceministro de Recursos Naturales no Renovables, Ramiro Cazar, llegó ayer a Coca y participó de la reunión del COE provincial, que fue declarado desde el domingo en sesión permanente.
«Petroecuador sí se ha demorado en traernos el agua potable, señor viceministro», reclamo la gobernadora de Orellana, Rosario Cortez.
Debido a las recientes lluvias, las aguas del río Napo quedaron sucias, ante lo cual los tanqueros tienen que traer agua desde el cantón Loreto, en Orellana, lo cual prolonga más, por lo distante de su ubicación, el abastecimiento de agua para la ciudad de Coca.
«Nosotros queremos respuestas porque la ciudadanía está enojada», manifestó ayer la alcaldesa Rivas.
«Yo he venido acá para ver en qué podemos servirlos, ayudarlos», dijo el viceministro, quien se comprometió a agilitar los procesos para abastecer de agua a la ciudad y realizar la remediación ambiental de los ríos afectados.
En tanto, el alcalde del cantón Joya de los Sachas, Telmo Ureña, recorrió las comunidades de las riberas del río Napo en su jurisdicción cantonal y constató que a las comunidades rurales no les ha llegado el aporte que les ofreció Petroecuador. «Yo estoy en Pompeya y la gente no tiene agua, por Dios… Petroecuador no está actuando», reclamó el alcalde Ureña.
Funcionarios de Petroecuador se comprometieron en llevar a la ciudad de Coca cuatro vuelos con 13.500 botellones de agua cada uno.
Mientras, técnicos de Petroecuador trabajaban ayer contrarreloj para terminar la conexión de la tubería provisional desde el río Payamino hasta la planta de agua potable de Francisco de Orellana, en un tramo de 1.700 metros para reanudar el bombeo de agua para la ciudad de Coca.
Habitantes de comunidades indígenas como Dashido y Playas del río Coca, ubicadas en la provincia de Sucumbíos, también reclaman por la limpieza del río contaminado.
«Cada viernes los profesores acuden al río Coca para que los niños se bañen y ahora ya no hay dónde puedan hacerlo», expresó un comunero indígena de Dashino.
Ante esta contaminación, los comuneros presentaron denuncias ante el Ministerio del Ambiente y la Gobernación de Sucumbíos.
Según pobladores de Coca, ante la escasez de agua, en establecimientos el botellón que antes costaba $ 1,50 ahora lo venden en dos dólares y con el argumento de que no hay agua ciertos locales han elevado hasta en $ 0,50 el precio de cada almuerzo.