Expresso
Luego de cuatro meses de intensa labor, los cosechadores de la gramínea en la provincia del Guayas, aún tratan de vender al mejor postor las sacas producidas en invierno.
La competencia, el costo de la producción, las plagas y las precarias formas de financiamiento mantienen en zozobra a este sector del agro. A pesar de existir una gran cantidad de compradores en los mercados minoristas, resulta para los agricultores difícil deshacerse de la cosecha.
La problemática agrícola es evidente en Daule, a 48 kilómetros de Guayaquil. En esta zona las piladoras que todavía guardan sacos de arroz en sus bodegas esperan a que la demanda suba.
La piladora Consuelo, ubicada cerca de la autopista (Daule-Guayaquil), almacena 250 sacos producidos solo en la temporada de invierno. El propietario Francisco Barzola, quien también es director de la Asociación de Arroceros de Daule, asegura que la bodega permanecerá llena otro mes más hasta que el arroz de la provincia de Los Ríos salga del mercado (la mayor competencia de la provincia del Guayas).
Los sacos que guarda en sus bodegas pertenecen a varios arroceros de la zona. En Guayas existen 49.445 agricultores y trabajadores calificados, según datos de 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). En la provincia de Los Ríos, el número es menor, 29.349 agrotrabajadores.
Por las condiciones limitadas para producir y el mercado competitivo, ¿cómo hace un agricultor para cultivar más de 10 cuadras? ¿Eso es posible económicamente? Pues sí, pero sin formas de financiamientos legales y con un sistema fitosanitario precario, lo que sucede aparentemente en Guayas, según los testimonios de campesinos de Daule.
El Banco Nacional de Fomento (BNF), como cualquier entidad bancaria, solo cede préstamos a los trabajadores que cumplen con los requisitos. La insatisfacción de los agricultores se multiplica, cuando el banco no les concede las cantidades de dinero necesarias para costear el proceso completo de producción.
De enero a febrero de este año, el BNF entregó 445 créditos a arroceros a nivel nacional, lo que equivale en dólares a 3’040.399. En la lista de créditos entregados por el banco, los arroceros ocupan el cuarto puesto por encima del maíz y el cacao.
El valor máximo de préstamo que entrega la entidad bancaria según los campesinos de la zona es de 1.500 dólares por cuadra sembrada pero el costo total de la cosecha por cuadra es de 2.500 dólares. Es entonces cuando los trabajadores incurren en formas de financiamiento ilegales y populares en la zona agrícola. Acuden a los chulqueros o compradores anticipados, quienes financian sus cosechas. Algunos, incluso, costean sus cultivos completamente con estas formas de créditos. El proceso se realiza de forma verbal, sin papeles, ni trámites a seguir.
Chulqueros. El chulquero por lo general se dedica a una actividad en la que obtiene dinero que luego prestará a terceros con altas tasas de interés y sin garantías. Este puede ser desde un familiar hasta el dueño de alguna piladora cercana a la zona de producción.
En la provincia del Guayas las tasas de interés mensuales fluctúan entre el 15% al 20%.
La población se muestra reacia a emitir nombres de los prestamistas. Los chulqueros son personajes tácitos en la sociedad agraria de la gramínea costera.
Complicaciones. Las condiciones se complican aún más en la temporada de desarrollo de las plantas.
Plagas de todo tipo afectan a la producción. Entre las más conocidas están la del caracol africano y ácaro spinki, este último no ha sido reconocido por el Instituto Nacional Autónomo de Investigación Agropecuario (Iniap) como una plaga que afecte a los sembríos del Ecuador.
Las epidemias no permiten que todas las plantas maduren, por lo que el número de sacos al final de la cosecha será menor al esperado. En este invierno los dauleños tuvieron una considerable reducción en la producción. Pasaron de 50 sacas de arroz de 205 libras a obtener entre 10 y 25 sacas de la gramínea. Esto pese a que el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) les entregó a inicio de año plaguicidas y fungicidas para control fitosanitario
Con estos resultados, en un efecto dominó, el BNF también es perjudicado. Si la producción decae, no habrá dinero para pagar las deudas, sumergiendo a los agricultores en una debacle que exige ayuda urgente.
Fuente:http://expreso.ec/expreso/plantillas/nota.aspx?idart=4520514&idcat=19308&tipo=2