El Comercio
Campesinos de varias parroquias de Cuenca, agrupados en la Unión de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Azuay (Unasay), participaron ayer en la marcha por el Día del Trabajador.
Ellos protestaron en defensa del agua y en contra de la minería. La marcha se inició a las 10:00, en el parque de San Blas y recorrió la calle Bolívar, hasta el parque Calderón, en el Centro Histórico. El edificio de la Gobernación estuvo resguardado por 20 uniformados. Salieron obreros de entidades públicas, autoridades del oficialismo y personas que han quedado desempleadas en el último año. La marcha reunió a 3 000 personas y se abrió con el Comité de Obreros y Trabajadores de la Empresa Eléctrica Regional Centro Sur con música protesta. Más atrás estuvieron obreros de la Celec, Hidropaute, Yacu Samay, de la parroquia El Valle, soplando su kipa y con su colorido atuendo encabezó la marcha de la Unasay. Sus compañeros de Tarqui, Victoria del Portete y Turi exhibieron carteles con frases en defensa al agua y en contra de la minería. María Elena Sigcha, de 74 años, de Tarqui, llevó una pancarta en la que se leía «El agua es vida y trabajo para nosotros». Ella contó, mientras caminaba, que como campesina entiende los efectos negativos que podría desencadenar la minería en la naturaleza y en sus vidas. Samay, con ayuda de un megáfono, les contó cómo sus padres vivían en armonía con la naturaleza. «La Pacha Mama (tierra) y el agua eran recursos sagrados». Más atrás, Rosa Maldonado, de 61 años, portando un cartel, reclamó a la Municipalidad de Cuenca su derecho al trabajo. «Desde hace cuatro meses me quitaron mis cosas y mi quiosco 65, en la terminal terrestre», señaló.