El Comercio
En la zona baja del muelle pesquero artesanal del cantón Jaramijó, ubicado a 15 minutos de Manta, el desembarco de pescado es escaso desde hace tres meses. Ahí, alrededor de 300 lanchas están ancladas en el centro del muelle.
Los propietarios de las embarcaciones esperaban con ansias que llegara este mes. Además, en abril terminaron las vedas que regían para peces pelágicos como la sardina, carita, hojita, chaza o gallinaza, huayaipe o cherna, lechuza, entre otras. Aún así, las capturas son bajas. El pasado 3 de abril, José Manuel Rosado, su hijo y dos tripulantes arribó al muelle de Jaramijó a las 07:00, a bordo de su bongo (embarcación de pesca artesanal). Una vez amarrado su bote empezó a sacar su red de nailon. Con la ayuda de varios amigos desenredaban la malla y tomaba los escasos peces. Las 15 horas de faena no dieron el resultado esperado; en su red había muy pocos pescados. «Así estamos desde inicios de año. Hay días que se pesca algo, otros no hay nada y en ocasiones, como esta, por lo menos queda para el consumo de la familia». La misma situación se repite en la playa Tarqui de Manta, el puerto manabita, donde se comercializa el 70% del pescado que se captura en las costas de esa provincia. Ahí, desde comienzos de la semana pasada se desembarca atún. En los mesones de la zona de limpieza solo hay ejemplares de atún en las variedades barrilete, aleta amarilla y botella. El pescador Carlos Vélez frunce el ceño cuando habla de las actuales faenas de pesca. «Las cosas ya no son como hace 25 años, uno salía y a una milla encontraba especies como la corvina, cabezudos, perelas, huayaipes y chernas». Luis Flores, un comerciante de pescado que trabaja en Tarqui, asegura que «el pescado de carne blanca está escaso desde que empezó el año. Aquí, hasta mediados de diciembre se descargaban por semana entre 50 000 y 80 000 libras entre dorado, picudo, espada, wahoo y los peces pequeños que también se destinan en parte a la exportación». El atún que llega a Tarqui es aquel que no pasó los controles de calidad para la exportación en las procesadoras de enlatados. «Ese pescado queda para el consumo nacional», agrega Flores. Los consumidores locales se acomodan a lo que hay. María Cedeño compra dos veces por semana pescado. «Desde inicios de este año no podemos comer un buen pescado». La madre de familia dice que cuando no hay variedad de especies el precio es alto. La escasez de peces pequeños de carne blanca tiene una respuesta. Según Jimmy Martínez, subsecretario de Recursos Pesqueros (SRP), marzo y abril son meses flojos para las capturas de estas especies. Por ejemplo, la temporada de dorado (carne blanca) empezó en octubre del 2012 y se extendió hasta enero de este año. «Podríamos decir que este es un período normal (enero a marzo) con baja disponibilidad de ese recurso». La reducción de los bancos de peces puede ser por la temperatura de las aguas que oscila entre 21 y 22 grados centígrados. Las corrientes fuertes son otro factor que alejan a los peces pequeños de las zonas de pesca. Según Martínez, a mediados de abril podrían repuntar las capturas. Hay variedades como el urel y la macarela que desde hace muchos años no se los ve en los mercados locales. El experto añade que estas al no ser especies de la zona siguen su rumbo si no son capturadas. La falta de pescados pequeños de carne blanca, especímenes que en su mayoría son para el consumo local, también se siente en otros mercados de las zonas de desembarco de San Mateo, Santa Marianita, San Lorenzo, Machalilla y Puerto López. El costo de salir a pescar en esta temporada La libra del pescado picudo en los mercados de Manta y Portoviejo se cotiza entre los USD 5 y 7. Una faena de pesca en lanchas cuesta USD 150 por día, entre combustible y alimentación de los pescadores. De la actividad pesquera artesanal dependen económicamente 30 000 familias de manera directa y otras 10 000 de forma indirecta. Los pescadores artesanales utilizan redes y líneas con anzuelos para atrapar peces que están en las zonas rocosas. Cada faena de pesca para capturar peces de carne blanca se efectúa de 2 a 5 días.