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La canoa, con 18 pasajeros y dos tripulantes, se balancea en el río Grande de aguas achocolatadas y que corre raudo dando tumbos en algunos tramos en la zona montañosa del sureste de Chone, en Manabí. La nave tiene una inscripción: «Tan solo Dios sabe mi destino». Los ocupantes aseguran que es una señal de respeto a la naturaleza, a la furia de aquel afluente del Chone, por el que surcan todos los inviernos, cuando los caminos de herradura ya no sirven.
Tal parece que ese temor a la furia del río y a la naturaleza en tiempos de invierno lo ignoraron los técnicos de la constructora china Tiesijú, que levantan en la cuenca del río Grande la represa del Proyecto Multipropósito Chone, para almacenar el agua y evitar las constantes inundaciones de esa ciudad, además de otros beneficios. Las obras cuestan unos $ 70 millones y están en ejecución luego de una férrea oposición de algunos sectores de campesinos.
Entre dos montañas, la constructora empezó a establecer la represa hace más de un año. Ahora ejecuta un túnel de 256 metros de largo y con una capacidad de 50 m³ por segundo. También colocó un muro llamado ataguía, para desviar el agua durante la construcción del dique principal que tendrá 35 metros de altura.
El muro ataguía, de tierra y piedras, tiene 8 metros de alto por casi 80 de largo. En la orilla derecha se dejó en el fondo una alcantarilla metálica que permitía el paso de 20 m³ de agua por segundo. En la parte alta, un aliviadero de cemento para que fluya el agua que rebosa.
Pero dirigentes comunitarios, campesinos y ambientalistas consideran que Tiesijú no tomó en cuenta la fuerza del afluente y este arrasó, entre el domingo y martes pasados, parte de las obras, maquinaria y herramientas. El 15 de enero entró en servicio ese muro y el agua empezó a represarse. Las lluvias se acrecentaron a inicios de marzo, y el domingo 3, el río alcanzó un caudal de 140 m³ por segundo, cálculo establecido para crecientes de invierno.
Ese domingo el agua estaba al borde y río arriba inundaba decenas de casas y cultivos; el lunes rebosó el muro. La alcantarilla había resultado insuficiente, el aliviadero igual; el túnel aún estaba en etapa de recubrimiento. Se vino el desastre. Las aguas rebosadas arrastraron una excavadora, inundaron parte de los campamentos y hasta se introdujeron en el túnel, que luego quedó tapado por la palizada.
El martes incluso corrió el rumor de que se daría un desfogue violento y centenares de choneros huyeron a zonas seguras. Se temía lo peor. Un informe de la Secretaría Nacional del Agua (Senagua), contratista de la obra, cita que los técnicos de Tiesijú abrieron una brecha y el agua fluyó controlada. Ahora, el muro ataguía no sirve.
«Hubo imprevisión, falta de estudios, falta de conocimiento. No le echemos la culpa a la naturaleza. Lo que pasó es que la constructora china no sabe lo que está haciendo», opina Boris Zambrano, ecologista y dirigente campesino.
Este percance se suma a otros dos anteriores. Una creciente destruyó un campamento en el sector La Papaya, abajo de la zona de la represa; mientras dos deslizamientos de gran magnitud taponaron, el año pasado, un canal que la empresa china construía para derivar las aguas del río Chone hacia el humedal La Segua, parte del proyecto.
Campesinos, como Kléver Andrade, de El Pueblito, y otros indican que no se oponen al proyecto, pero critican lo que ellos califican como imprevisión, pues no se debía tapar el río con el muro en una época de crecientes constantes.
Algunos, pidiendo la reserva de su identidad, afirman que la palizada y la creciente no solo dejaron inutilizado el túnel sino que en su interior quedó atrapada maquinaria. Incluso un técnico de la obra cita que dentro del socavón quedaron una gallineta (minicargadora), una lanzadora de concreto, una rosadora (especie de topo) y una bañera (minivolqueta), que estaban recubriendo el túnel.
Wilson Mendoza, subsecretario de la Senagua, niega que haya maquinaria enterrada. La compañía Tiesijú no se pronuncia sobre el caso.
No solo hay quejas de los campesinos. Un documento al que tuvo acceso este Diario, fechado el 16 de julio del 2012 y que está suscrito por miembros de la Comisión Técnica de Fiscalización, a cargo de la Escuela Politécnica del Ejército (ESPE), cuestiona la capacidad de la constructora china.
Se refiere a la necesidad de introducir un cambio en el diseño de la pantalla impermeable de la presa y al retraso en el inicio de la excavación del túnel, pues a la fecha «no se había consolidado una metodología».
«La Comisión Técnica quiere dejar constancia que, en la actualidad, el contratista no demuestra condiciones técnicas ni de talento humano adecuados para afrontar la construcción de las obras del Proyecto Multipropósito Chone», cita el informe suscrito, entre otros, por el TCrnel. Ing. Augusto Viteri, de la ESPE.
Mendoza refiere que se tomó en cuenta esas sugerencias y que la constructora tomó los correctivos del caso.
Hay más reclamos. En la parte alta de lo que será la presa hay 34 comunidades. Como parte del proyecto debieron ejecutarse vías alternas, porque el dique interrumpe la ruta fluvial; así como zonas de reasentamiento, para quienes no poseían propiedades pero trabajaban en las fincas expropiadas.
«Nos prometieron y no se ha hecho nada. Por la prensa dicen que la obra está en un 60%, pero tienen aisladas a comunidades. Esperamos que el señor presidente de la República envíe a alguien con manos limpias y cerciore lo que pasa aquí», dice Kléver Andrade.
En estos días, los campesinos hacen trasbordos en canoas y deben caminar casi medio kilómetro en la zona de construcción, con su carga al hombro.
El alcalde de Chone, Ítalo Colamarco, afirma que hace gestiones para que esas obras lleguen. Mientras el prefecto, Mariano Zambrano, dice que el Consejo se comprometió con el ente estatal Ecuador Estratégico en la vialidad. Es así que ha iniciado la vía Bejuco-Platanales y en el verano ofreció construir la San Pablo-Culebra-Copetón. Otra, hacia Tablada de Sánchez, está en proceso.
- Fuente:http://unvrso.ec/0004U10