Una de las actividades humanas que guarda intensas relaciones de causa y efecto con el cambio climático es la producción de alimentos. Por un lado, la agricultura y la ganadería, en el formato de explotaciones industriales que se ha ido imponiendo a lo largo de las últimas tres décadas, son dos de las actividades humanas que más contribuyen a las emisiones de GEI. Y al mismo tiempo, estas actividades se pueden ver muy afectadas por los efectos del cambio climático, que en muchas zonas del planeta se puede traducir en la reducción de la capacidad de producir alimentos y, por tanto, en el deterioro de la seguridad alimentaria.

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